Pentecostés conmemora muchas cosas y, entre otras, el nacimiento activo de la Iglesia. El Espíritu Santo prometido por el Resucitado a sus discípulos se hizo presente, en medio de ellos, con una fuerza, con un poder excepcional. Y gracias a Él, la Iglesia comenzó su andadura y en ella sigue. Tiene el ineludible encargo de llevar la Buena Nueva hasta los confines del universo y todo podrá hacerse con la ayuda permanente del Paráclito. No desaprovechemos la jornada para meditar y valorar la ayuda cotidiana que nos brinda el Espíritu Santo para acometer nuestro trabajo como cristianos y como servidores de todos los hombres y mujeres de la tierra. Hoy es el Domingo del Espíritu y por eso estamos especialmente contentos.
Betania
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