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La premio Nobel de la Paz y líder indígena de Guatemala, Rigoberta Menchu, declaró ayer (20) a la prensa- mientras participaba de la Conferencia Internacional de la Paz y Reconciliación-, que la paz en Centroamérica no fue duradera y 20 años después de la pacificación de la región, la división social todavía fragmenta a los países.
“La paz no fue firme y duradera porque no había un consentimiento de legitimar a las instituciones democráticas. Había buena voluntad y muchos de los dirigentes tenían la presión de los tiempos-sentían nuevos tiempos. Ese periodo sirvió lamentablemente para que los sectores oligárquicos se reacomodaran y el resultados es lo que vemos hoy”, afirmó.
Los Acuerdos de Paz no se han cumplido y siguen siendo una meta de futuro, dijo la líder que participó en el encuentro por la Paz y la Reconciliación que culminó el sábado 18.
Para la dirigente, el golpe de Estado en Honduras es un fracaso para la paz en la región y para la humanidad, “porque es una reedición del pasado”.
Dijo que durante su estadía en Honduras, a raíz del golpe, constató que tanto la Corte Suprema de Justicia como la Fiscalía cometieron ilegalidades con la expulsión del presidente Manuel Zelaya. Observó que las iglesias, en vez de condenar el golpe, lo reconocían. Llamó a los movimientos sociales a unirse para la lucha “porque tras un golpe siempre hay desaparecidos, reprimidos y perseguidos”.
“Hay que luchar contra los fundamentalismo en la iglesia. El ex canciller sandinista y ahora Presidente de la Asamblea de las Naciones Unidas, tras tomarse una foto abrazando a Menchu, dijo que el golpe no fue contra Zelaya, sino contra el Alba. Afirmó la necesidad de que los golpes de Estado sean declarados crímenes contra la humanidad.
La senadora colombiana Piedad Córdoba, que participó también en la conferencia, pidió mayor beligerancia a los países que apoyan al depuesto presidente Zelaya para garantizar su retorno al país.
Por su parte, el Cardenal Miguel Obando y Bravo en declaraciones a los periodistas, llamó a los hondureños a orar por la paz y no derramar sangre, porque la violencia solo trae consigo más violencia. “Esa crisis se resuelve orando y con diálogo”, subrayó.
La noticia es de ALC, por Trinidad Vásquez
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