Thursday, March 11, 2010



Lucas 11: 14-23
Otro día Jesús estaba expulsando un demonio: se trataba de un hombre mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar y la gente quedó admirada. Pero algunos de ellos dijeron: "Este echa a los demonios con el poder de Belzebú, jefe de los demonios". Y otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal que viniera del cielo. Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: "Una nación dividida corre a la ruina, y los partidos opuestos caen uno tras otro. Si Satanás también está dividido, ¿podrá mantenerse su reino? ¿Cómo se les ocurre decir que yo echo a los demonios invocando a Belzebú? Si yo echo los demonios con la ayuda de Belzebú, los amigos de ustedes, ¿con ayuda de quién los echan? Ellos apreciarán lo que ustedes acaban de decir. En cambio, si echo los demonios con el dedo de Dios, comprendan que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando el Fuerte, bien armado, guarda su casa, todas sus cosas están seguras; pero si llega uno más fuerte y lo vence, le quitará las armas en que confiaba y distribuirá todo lo que tenía. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama."



¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Lo que criticaban a Jesús se enfocaban en los demonios, y no en el que los expulsaba de sus víctimas. En ocasiones me preocupo de los detalles negativos, de los fracasos y las desiluciones. Pido a Jesús me ayude, durante esta Cauresma, a darme cuenta que Él me aparta de todo mal que me perjudique.

A medida que tomo conciencia de cómo necesito reformar mi vida durante esta Cuaresma, recuerdo que no debo depender sólo en mis esfuerzos, sino también contar con Jesús quien me ayuda a realizarla.

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