Un reclamo publicitario “pasen y vean” con un objetivo: que aquello que los ojos ven, el corazón o los sentidos, tengan necesidad de ello.
1.- ¿Dónde encontrar hoy a Jesús en medio del ruido, rascacielos o de tantas ofertas que nos seducen a primera vista, más que las palabras del evangelio? ¿Cómo dar con ese Señor que en su invitación “venid y lo veréis” no desea otra cosa sino que tengamos experiencia personal con Él y de Él?
Difícil lo tenemos. ¡Hay tantas puertas y con tantas voces que nos invitan a descubrir otros horizontes que no sean los de la fe! ¡Existen tantas ideologías que establecen y manipulan nuestros caminos! ¡
Es bueno, para toparnos con Jesús, romper con aquellas barreras de superficialidad que nos empujan a nadar sobre aguas peligrosas o a caminar sobre tierras movedizas. Y, además de romper con la trivialidad, también sería positivo en nuestro intento de descubrir y de estar más unidos a Cristo, desgajarnos de los miedos que nos atenazan; de divorciarnos de esos temores que paralizan esa santa curiosidad que hemos de poseer todo cristiano: ¿Dónde vive Jesús? ¿Qué hemos de hacer para vivir con Él y en Él? ¿Qué conllevará el ser amigo del Señor?
2.- Muchas veces, desde una óptica meramente social y en detrimento de la espiritual, se nos ha contestado que Jesús está y vive entre los pobres, en los perseguidos, en los que no tienen pan, en los ajusticiados o difamados, en los abatidos o marginados, etc. Pero…no es menos verdad que, al Señor, lo hemos de buscar en la escucha frecuente de su Palabra. En la oración personal o comunitaria. En la contemplación y celebración de sus Misterios.
No es bueno, que dejándonos llevar por ideologías predominantes, reduzcamos nuestra búsqueda de Jesús por conductos exclusivamente tamizados con el compromiso humanista, social o caritativo. Es más; cuando uno alcanza una experiencia, cara a cara, con Aquel que es salvación y vida, a continuación se siente enviado y obligado a trabajar por aquellas personas que padecen esas situaciones de extrema gravedad y a descubrir en ellas el rostro doliente de Jesús.
3.- En cuántos momentos y acciones, sin darnos cuenta, nos podemos quedar en una exploración de Jesús puramente humana (no divina). En una opción por el bienestar material (no espiritual) o en un mejorar los aspectos externos de la humanidad olvidando su identidad cristiana.
Hoy al preguntar a Jesús “¿dónde vives, Señor?” sería bueno el reafirmar nuestro compromiso cristiano. Jesús vive en medio de nosotros y muy especialmente con su presencia real en la Eucaristía. Le pidamos de todo corazón que permanezca junto a nosotros y que, los caminos que elijamos para buscarle, sean senderos de comunión, de fe, de conversión y de esperanza fundamentados en el Evangelio.
4.- ¿Dónde vives, Señor? Que la respuesta de Jesús no sea la que tantas veces pretendemos: en el camino fácil, en el todo vale, en el hacer simplemente el bien, en una Iglesia a nuestra medida, descafeinada o en un Evangelio sesgado o dulcificado para según quién , cómo y cuándo.
Y es que, el Señor, es quien nos debe de indicar dónde vive, como vive y de qué forma vive.¡Pasemos…y veamos!
5.- IRÉ CONTIGO, SEÑOR
Para sabiendo y viendo dónde vives y cómo vives
vivir para Ti, contigo y para los demás.
Porque, mis días, no siempre están colmados de vida
ni, mis labios, desgranan palabras de verdad
Porque, mis caminos, no siempre son los tuyos
ni, mis verdades, son la Verdad de tu Reino.
IRÉ CONTIGO, SEÑOR
Para servirte anunciando tu Evangelio
y, pregonándolo de balde,
saber que es lo más grande que me puede ocurrir
lo más grandioso que, en tu nombre, yo puedo hacer
IRÉ CONTIGO, SEÑOR
Y, donde tú vayas, contigo y por Ti lo haré:
Si hay sufrimiento, seré mano tendida
Si brota el llanto, desdoblaré el pañuelo de mi consuelo
Si no amanece, irradiaré la luz de tu presencia
IRÉ CONTIGO, SEÑOR
Porque, ir agarrado de tu mano,
es sentir que el cielo me aguarda
Es creer en un mañana mejor
Es añorar esa Ciudad sin lágrimas ni dolor
IRÉ CONTIGO, SEÑOR
Y, cuando vea dónde y cómo vives,
sabré que el AMOR lo puede todo
entenderé que el AMOR lo vale todo
comprenderé que el AMOR lo inunda todo
IRÉ CONTIGO, SEÑOR
Porque, vivir dónde tu vives
es tal vez, y con mucho, el mejor lugar
donde ser feliz y permanecer para siempre
Amén.
Betania
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