Este es un espacio para alimentar y vitalizar la dimensión espiritual y humana de las personas comprometidas con la construcción de una sociedad más humana, justa y solidaria. Todos somos peregrinos. "sal de tu tierra, de tu casa y vete a la tierra que yo te mostraré; haré de tí una gran nación y te bendeciré." (Gén. 12, 1 ss)
Sunday, March 04, 2012
Comentario de la 1a. y 2a. lectura por José Enrique Galarreta sj
Génesis 22, 1-18
Después de estas cosas sucedió que Dios tentó a Abraham y le dijo: « ¡Abraham, Abraham!» El respondió: «Heme aquí.» Díjole: «Toma a tu hijo, a tu único, al que amas, a Isaac, vete al país de Moria y ofrécele allí en holocausto en uno de los montes, el que yo te diga.»
Llegados al lugar que le había dicho Dios, construyó allí Abraham el altar, y dispuso la leña; luego ató a Isaac, su hijo, y le puso sobre el ara, encima de la leña. Alargó Abraham la mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo.
Entonces le llamó el Angel de Yahveh desde los cielos diciendo: ¡Abraham, Abraham!» El dijo: «Heme aquí.» Dijo el Angel: «No alargues tu mano contra el niño, ni le hagas nada, que ahora ya sé que tú eres temeroso de Dios, ya que no me has negado tu hijo, tu único.»
Levantó Abraham los ojos, miró y vio un carnero trabado en un zarzal por los cuernos. Fue Abraham, tomó el carnero, y lo sacrificó en holocausto en lugar de su hijo.
El Angel de Yahveh llamó a Abraham por segunda vez desde los cielos, y dijo: «Por mí mismo juro, oráculo de Yahveh, que por haber hecho esto, por no haberme negado tu hijo, tu único, yo te colmaré de bendiciones y acrecentaré muchísimo tu descendencia como las estrellas del cielo y como las arenas de la playa, y se adueñará tu descendencia de la puerta de sus enemigos. Por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, en pago de haber obedecido tú mi voz.»
Abrahán, según la lectura “teológica” del Génesis, ha de ser, por promesa divina, “el padre del pueblo”. Que Dios le pida el sacrificio de su único hijo parece contradecir esa promesa, pero Abrahán no duda de Dios y está dispuesto a obedecerle, a fiarse de Dios hasta ese límite.
Se trata de un texto sumamente primitivo, en sus orígenes y en su teología. En sus orígenes, probablemente se trata de un antiguo rito de sacrificios humanos, sustituido más tarde por la ofrenda de animales. En su teología, se presenta como una “prueba”. Dios prueba la fidelidad de Abraham, hasta pedirle el sacrificio de su único hijo, del que depende la descendencia del Patriarca, y éste se muestra dispuesto a hacer todo lo que Dios le pida.
La narración tiene, en este domingo, otra lectura, atraída por una frase de las carta a los Romanos. "Si Dios no escatimó a su propio Hijo...". Se traspone pues la fidelidad de Abrahán al mismo Dios. Abrahán da muestras de su absoluta fidelidad a Dios mostrándose dispuesto a sacrificar a su único hijo. Dios muestra su absoluta fidelidad entregando a su propio Hijo por nosotros. El mensaje, por tanto, es de confianza en Dios Salvador. La lectura del fragmento de la carta de Pablo culmina la del libro del Génesis: "el amor de Dios manifestado en Jesucristo".
Romanos 8, 31-34
Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros?
El que no escatimó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas?
¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros?
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero.
Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.
Es uno de los pasajes más inspirados de todos los escritos de Pablo, un magnifico himno de fe en Jesús como "prueba palpable" del amor de Dios. No podemos entrar hoy en una exégesis detenida, pero señalaremos algún aspecto básico:
· Una invitación vehemente a admitir al Dios de Jesús. Dios es el que "no escatimó ni a su propio hijo por salvarnos". Ni siquiera el hijo amado, el predilecto, es "precio" demasiado caro para el afán salvador del Padre. Esto cambia radicalmente aquella extraña teología que se basa en que Dios perdona al recibir el sacrificio de la sangre y la muerte de su Hijo - en la que el hijo es el bueno y el padre el justo, en la que la ira de dios es calmada por la sangre de Jesús - .
· Es el amor del Padre el que llega hasta a entregar a su hijo. Así, la cruz y la muerte de Jesús es testimonio del amor de Jesús, que no duda en ir hasta el final en su entrega; y es testimonio del amor del Padre, que no duda en ofrecer hasta lo que más quiere, su hijo Jesús, para que todos tengamos vida. Y así, "si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros?"
· Pero contra nosotros está todo el mal del mundo, "la tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros..." y podemos añadir "la injusticia, la opresión, la enfermedad, la vejez, la muerte, el dolor". Pues bien, a pesar de todo eso, seguimos creyendo en el amor de Dios, porque lo hemos visto en el amor de Jesús, capaz de asumir hasta la muerte y muerte de cruz.
Magnífico texto, que coloca en su lugar al Padre y desplaza para siempre al Juez aplacado por la sangre de Cristo. Magnifico texto que, sin intentar explicar el mal del mundo, hace un acto de fe en el amor de Dios exclusivamente por haberlo visto y palpado en Jesús.
José Enrique Galarreta, S.J.
Fe Adulta
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