Nació en la Habana en 1788 y se ordenó sacerdote a los 23 años. Contribuyó a la evolución de los métodos pedagógicos en la isla y también participó activamente en la vida política. Fue precursor de la democracia y de la independencia de la nación.
A los 34 años viajó a España donde representó en las Cortes a varias provincias, entre ellas Cuba. Sin embargo, tras la invasión de Napoleón tuvo que exiliarse en Estados Unidos para salvar su vida.
Desde allí, Varela no perdió su pasión por Cuba y siguió trabajando por mejorar la educación de las nuevas generaciones. Tras 30 años exiliado murió en Florida sin poder ver de nuevo su país.
Lo recordó Juan Pablo II en su viaje a Cuba en 1998. De él destacó su profunda espiritualidad cristiana que inspiró su compromiso con la Iglesia y con su país.
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