Tuesday, March 06, 2012

Las religiones, ¿el opio de los Pueblos?

Entrevista al estudioso islámico Khaled Fouad Allam que habla de la relación entre pensamiento creyente y el no creyente y también del diálogo entre los diferentes credos

SABRINA CONTI
ROMA


"Las religiones, el opio de los Pueblos". De este modo han sido siempre definidas las religiones, sin tener en cuenta su orientación.

Pero, ¿qué importancia revisten en la sociedad actual, en la que el estudio de las mismas ha abierto un diálogo sobre las diversas interpretaciones y sobre los aspectos que las unen?

¿Qué ayuda pueden dar a una sociedad que parece no tener ningún punto de referencia?

¿Podrán finalmente convertirse en una luz que indica y no en un opiáceo que ofusca?

Hacemos la introducción a este viaje dialogando con el Profesor Khaled Fouad Allam, docente universitario, escritor, editorialista, gran experto en temas relacionados con el mundo musulmán.

Un inicio que no es una casualidad vista la incidencia que el pueblo musulmán ha alcanzado a nivel mundial, tanto en términos numéricos como de impacto, que a veces es detonante y otras veces da miedo, respecto a las otras identidades religiosas.

Esperamos que este acercamiento, pueda ser un modo para aproximarnos, comprender y, como tendría que suceder siempre, tomar lo mejor da cada punto de vista, de cada civilización, de cada "vecino de casa", dejando que la historia "enseñe".

Profesor, ¿el mundo islámico ha visto durante estos últimos años una disminución del interés de su pueblo hacia la religiosidad?

En realidad, desde el punto de vista histórico, hace algunos años se pensaba que, la juventud del mundo musulmán se alejaría, en un cierto sentido, de la esfera religiosa, siguiendo una proyección de lo sucedido en el mundo europeo y occidental.

Hace veinte años, un gran estudioso del Islam político –Gilles Kepell- escribió un ensayo interesante, casi profético: "La revancha de Dios", en el cual anticipaba lo que sucedería de los años 90 en adelante, la extensión del fenómeno religioso, a través de un vector mucho más político y menos espiritual. Hoy, que han pasado diez años desde el inicio de este siglo, un fenómeno como las insurrecciones o las revoluciones árabes, tiende a demostrar que en realidad, el aspecto religioso en el Islam no ha desaparecido. Ciertamente ha sufrido un importante cambio y, se asiste a una reformulación de la identidad religiosa bajo dos aspectos. Un aspecto de tipo pietista: a menudo los muchachos tienden a entrar en contacto con una identidad religiosa porque forma parte de su personalidad, individual o colectiva. El segundo es un aspecto político, aunque, ya no es político en el sentido de ideología excluyente. Estos fenómenos han hecho que se asista, dentro de los movimientos religiosos más ortodoxos, a una ruptura (como demuestran las últimas elecciones en Túnez, en Argelia, pero sería lo mismo en Yemen o en otros países árabes/islámicos), entre un Islam que tiende a construir, inventar, el propio segmento democrático, y otro que tiende en un cierto sentido a radicalizar la identidad religiosa y a hacer de ella sustancialmente un vector político. Me refiero obviamente a los Sarapistas.

¿Qué quiere decir esto?. Ante el enorme cambio de los últimos 25 años, incluso menos, tomando como punto de referencia la caída del muro de Berlín, las estructuras del mundo han cambiado totalmente. Ha tenido lugar el inicio, es decir, una tendencia rápida del fenómeno de la globalización y de la modernización. Fenómeno que ha unido en un cierto sentido a través de los social network, las redes informáticas, etc., a la juventud del mundo. Durante algún tiempo esta juventud se ha encontrado ante esta globalización sin, un canal que sirviera de vector. Las revoluciones árabes demuestran en cambio que es fundamentalmente necesario definir ante una democracia global, un sistema de valores que delinee una identidad.

Esta identidad es la identidad del Islam. Es algo que cambia, que se reformula con el tiempo, pero al mismo tiempo, es el punto de inicio de lo que ha sido la civilización islámica. Es decir que el Islam tiene un efecto estructural sobre la sociedad:la sociedad se estructura por medio del papel del Islam. Este papel cambia en función del contexto histórico, de las tensiones por las que atraviesa el mundo, pero está siempre presente. Puede parecer que se aleja, que desaparece, pero en realidad está presente. Lo que está sucediendo en nuestro mundo es precisamente esto, es decir, la reformulación de una identidad religiosa islámica que toma posición, que se enfrenta a lo que hoy son los grandes interrogantes de la vida.

¿Con qué esferas están relacionados esos interrogantes?

Son inherentes a lo que significa vivir en el mundo global. A lo que es la relación entre economía y valor: ¿la economía puede ser definida solamente por medio de un valor monetario o bien existe un valor ético?

la religión en el caso del Islam está haciendo frente a todo esto pero, creo, que esta situación, ya no se limita solo al Islam, sino que implica a todo el mundo. El Islam de los últimos 30 años se caracteriza por su salida del territorio tradicional, clásico, para enfrentarse, en la modernización por medio de los procesos migratorios, por una parte con pueblos y culturas que se mueven en el espacio mundo, y por otra, con el mismo fenómeno informático de internet que tiende a hacer global la cultura. Esta cultura global, obviamente se define en función de identidades que son tradicionales pero que se reformulan en función de un mundo que es nuevo y que pide, en un cierto sentido, encontrar un vector portante cultural que sólo puede activarse a través de la espiritualidad, y sólidos valores.


Antes se aprendían de memoria las Suras sin comprender el sentido, ¿existe hoy un acercamiento diverso? ¿Hay ganas de entender como nació, cual es el verdadero significado y por qué se decían ciertas cosas? En una palabra, ¿existe la voluntad de liberar los textos sagrados del dogmatismo? ¿Los jóvenes se acercan al Corán de un modo diferente de como lo hicieron sus padres?

La lectura crítica del Corán es un gran problema para el Islam y para el mundo musulmán. Existen movimientos que tienden a hacer que permanezca tal cual el texto. En un cierto sentido a congelarlo ante la historia. Me refiero a los salafíes que interpretan el texto coránico, precisamente como está escrito con las referencias al Islam del siglo VII.

Algunos tienden a hacer frente a los problemas del presente y a hacer salir del Corán elementos del ayer que, en cambio, son válidos también en la actualidad.

Pero esto no lo puede hacer un joven hoy: es esta la dificultad de nuestro tiempo. Dificultad, no solo presente en el Islam sino también presente en Occidente desde hace más de un cuarto de siglo: falta en un cierto sentido el papel de base de los pensadores libres, que nos ayudan, que trazan un camino, que dicen algo a través de la palabra. Verbo que puede ser difundido a una entera juventud. No hablo de seguir de manera prosaica, sino tener puntos de referencia. Estos puntos de referencia nosotros ya no les tenemos. La historia de este siglo es diferente de la historia del siglo XX, en la que el papel del intelectual era fundamental, fuera cual fuera su pertenencia. Trazaba, en un cierto modo, un canal, en el cual se podía hacer una hipótesis de una posición y una experiencia tanto de vida como política. Me puedo referir, por ejemplo, al personalismo cristiano, puesto en práctica por medio de personas como Jacques Maritain, Emanuel Mounier, que han inspirado precisamente personalismos cristianos de los años 30, o del segmento trágico coránico hasta la II Guerra Mundial.

Pero hoy todo esto ha desaparecido, quedan sólo las migas.

El error que hace la juventud, y esta es la crítica que hago, es sobrevalorar internet. Internet solo es un medio, no produce pensamiento crítico, induce a confundir el instrumento con la producción del pensamiento. Este es un error fundamental que tiende un poco a desarticular el pensamiento que cada uno de nosotros tiene de la realidad. Consigue con ello que cuando un individuo se encuentra ante la realidad esté completamente lleno de miedo, huérfano de medios que lo ayuden a atravesar el tiempo histórico.

¿Qué piensa usted de las personas que se convierten a otras religiones?

Y esta transformación ¿que expectativas puede dar?

Siempre me ha sorprendido el fenómeno de las conversiones, aunque puedo entenderlas desde el punto de vista sociológico.

En todas las religiones hay una gran masa de misterio; para entenderla y para ser auténticos ante este misterio no es suficiente con una vida . Puedo entender mejor a quien se queda fascinado por el budismo, por el judaísmo o por otras religiones, tras una búsqueda intelectual, histórica. Pero cada uno de nosotros es libre de elegir y de estar en paz con sí mismo; si la paz y la serenidad se encuentran por medio de la adhesión a otro mensaje religioso para mi no hay ningún problema. No es una elección que yo haría. He vivido mi identidad islámica sobre todo en los pasados años, a veces, entre mil dificultades, ante las guerras, el terrorismo y todo lo que estaba sucediendo, y obviamente me he preguntado, si esta era realmente mi identidad religiosa. Sin embargo, he permanecido dentro porque probablemente es necesario saber distinguir lo que es el mensaje divino de los que hacen los seres humanos. Algunos decían: "El mensaje de Dios puede encender una luz o bien pude cegar al hombre", y esto es verdad en cualquier entidad religiosa. A menudo, en las religiones se ha matado en nombre de Dios.

Todas las religiones lo han hecho...

Si, todas las religiones, desde el Hinduismo al Islam.

En Occidente, crece un fenómeno que puede ser banalizado con la palabra New Age, que hace que las personas se acerquen a las culturas orientales, que transmiten por medio de rígidos rituales un misticismo mayor que, como usted decía, lleva a una tranquilidad, inducida o real, interior más tangible. De donde usted viene, ¿donde la doctrina oficial ya tiene unas características bien definidas, existe este fenómeno de la búsqueda de uno mismo, tanto dentro de la religión misma o hacia otras doctrinas?

El fenómeno New Age está muy vinculado a la historia occidental, a la crisis de la sociedad de consumo y a las revoluciones juveniles que tuvieron inicio en los años 60 en San Francisco y luego llegaron a Occidente a finales del 68 y atravesaron todo el arco de los años 70. El fenómeno también está relacionado un poco con el desarrollo de la sociedad cosmopolita, al multiculturalismo, etc...


Es una fase, un paso. En las sociedades Orientales, desde el Budismo al Islam pasando por el Hinduismo, existen niveles de posición, para la búsqueda interior que poseen canales bien precisos. En el hinduismo, existen por ejemplo los fenàomenos de la mano derecha y de la izquierda y de los abacti; en el islam existe el sufismo: mística que hace que las personas, individuos o enteras comunidades tengan un canal bien preciso de interiorización de la identidad religiosa a través de ella. Pero esta mística, no es sólo una filosofía de tipo contemplativo, en la cual se recitan los mantra y basta. Existen ritos, danzas iniciáticas bien precisas que cada grupo místico sigue. Como por ejemplo, en el Chiismo, otra corriente del Islam, existen doctrinas que son producto de la contaminación de diversas filosofías orientales: en el Alevismo hay influencia del Chiismo con las doctrinas de la luz del sol, una doctrina complicada pero que constituye un nivel, una puerta que se abre dentro del Islam mismo, que ayuda al individuo a penetrar todavía más en el misterio.

¿Y esto es aceptado por los canales "oficiales"?

Pero en realidad el poder religioso/político, siempre se ha comportado de manera bastante ambigua en el sentido que calla, no dice; pero hay una aceptación efectiva porque forma parte de la identidad de una sociedad, de una civilización. ¡No se puede borrar!

Para usted, los intercambios entre los diversos líderes religiosos, que desde hace años se están celebrando, pueden crear un núcleo que sirva para unir y salvaguardar la unión entre los pueblos?

Es necesario distinguir entre diálogo en la cumbre, que existe, y la conversión social de este diálogo. De esto estamos muy carentes. Miramos lo que está sucediendo en Egipto o la expulsión de las minorías religiosas, de manera particular en el mundo Árabe y Cristiano. ¡Sobre esto hay mucho que hacer y es necesario inventar una educación que todavía no existe! Para eso se necesita todavía mucho tiempo. Como dice un gran filósofo árabe "Es un problema para el Hombre".


Vatican insider

1 comment:

sonia tolfo said...

Creo y espero que el diálogo se establece efectivamente, creo que esta será la salida para la humanidad.