Sunday, May 05, 2013

Papa Francisco: Hermandades, pulmón de la fe cristiana. "La piedad popular es una modalidad legítima de vivir la fe". Homilía completa



Misa del Papa en San Pedro con Cofradías y hermandades


"Hay variedad de paraguas, de colores 

y de signos: así es la Iglesia, una gran 

variedad en la unidad"




(JMV/Agencias).- En un día lluvioso, la Plaza de San Pedro repleta de paraguas y de decenas de miles de miembros de las diversas cofradías y hermandades del mundo, que se dieron cita en torno al PapaFrancisco. Entre ellas, varias españolas. El Papa centró su homilía en tres palabras: "Evangelicidad, eclesialidad y misionariedad". Su Santidad reivindicó la piedad popular como "modalidad legítima" de ser y vivir la fe en la Iglesia. Siempre que sea eclesial, evangelizadora y misionera.
Citando a Benedicto XVI, el Papa Francisco destacó la importancia de la ‘evangelicidad' de las Hermandades y de la riqueza de manifestaciones de la piedad popular, que los obispos latinoamericanos definen como una espiritualidad una mística, un espacio de encuentro con Jesucristo. Amen a la Iglesia, déjense guiar por ella alentó el Santo Padre y, exhortando también a ser auténticos evangelizadores, añadió: ¡sean misioneros del amor y de la ternura de Dios!
El papa Francisco instó hoy a las hermandades llegadas hasta la plaza de San Pedro del Vaticano a que se mantengan "activas" en la comunidad católica, desempeñando el papel de "auténticos evangelizadores" en la relación entre la fe y la cultura popular.
Durante la misa celebrada bajo la lluvia con miles de integrantes de hermandades de todo el mundo, el pontífice quiso reconocer la labor de esta "realidad tradicional de la Iglesia que ha vivido en los últimos tiempos una renovación y un redescubrimiento", así como la "valentía" de los asistentes al acto por desafiar al mal tiempo.
"La piedad popular es una senda que lleva a lo esencial si se vive en la Iglesia, en comunión profunda con vuestros pastores. Queridos hermanos y hermanas, la Iglesia os quiere. Sed una presencia activa en la comunidad, como células vivas, piedras vivas. Los obispos latinoamericanos han dicho que la piedad popular es una manera legítima de vivir la fe", dijo Francisco.
"Amad a la Iglesia. Dejaos guiar por ella. En las parroquias, en las Diócesis, sed un verdadero pulmón de fe y de vida cristiana. Veo en esta plaza una gran variedad de colores y de signos. Así es la Iglesia: una gran riqueza y variedad de expresiones en las que todo se reconduce a la unidad, al encuentro con Cristo", agregó.
En una plaza de San Pedro adornada con los crucifijos y los estandartes de las distintas hermandades a lo largo de la columnata de Bernini, el papa argentino quiso recordar que estas asociaciones tienen una "misión específica e importante, que es mantener viva la relación entre la fe y las culturas de los pueblos" a través de la piedad popular.
"Sed también vosotros auténticos evangelizadores -dijo-. Que vuestras iniciativas sean puentes, senderos para llevar a Cristo, para caminar con él. Y, con este espíritu, estad siempre atentos a la caridad. Cada cristiano y cada comunidad es misionera en la medida en que lleva y vive el Evangelio, y da testimonio del amor de Dios por todos, especialmente por quien se encuentra en dificultad".
Esta misa, celebrada en el sexto domingo de la Pascua, se enmarca dentro de la celebración de la Jornada de las Hermandades y de la Piedad Popular, en el ámbito del Año de la Fe promovido por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, cuyo presidente, Salvatore Fisichella, dirigió un saludo al papa al inicio del acto.
"Queridas hermandades, la piedad popular, de la que sois una manifestación importante,es un tesoro que tiene la Iglesia y que los obispos latinoamericanos han definido de manera significativa como una espiritualidad, una mística, que es un 'espacio de encuentro con Jesucristo'", afirmó Francisco.
"Acudid siempre a Cristo, fuente inagotable, reforzad vuestra fe, cuidando la formación espiritual, la oración personal y comunitaria, la liturgia. A lo largo de los siglos, las hermandades han sido fragua de santidad de muchos que han vivido con sencillez una relación intensa con el Señor", agregó.
El papa, que tras esta misa tiene previsto dirigir también en San Pedro del Vaticano el rezo del Regina Coeli (la oración que sustituye al Ángelus dominical en Pascua), pidió a las hermandades que caminen con decisión hacia la santidad y que no se conformen "con una vida cristiana mediocre".
Con estas palabras de aliento y esperanza el Santo Padre concluyó su homilía:
«Autenticidad evangélica, eclesialidad, ardor misionero. Pidamos al Señor que oriente siempre nuestra mente y nuestro corazón hacia Él, como piedras vivas de la Iglesia, para que todas nuestras actividades, toda nuestra vida cristiana, sea un testimonio luminoso de su misericordia y de su amor. Así caminaremos hacia la meta de nuestra peregrinación terrena, hacia la Jerusalén del cielo. Allí ya no hay ningún templo: Dios mismo y el Cordero son su templo; y la luz del sol y la luna ceden su puesto a la gloria del Altísimo. Que así sea».

"Sois valientes, al venir con esta lluvia, que el Señor os bendiga"
"Las hermandades, una realidad tradicional, que ha experimentado una renovación"
"Jesús llama a acoger en la propia vida el Evangelio"
"Benedicto XVI dirigiéndose a vosotros utilizó la palabra 'evangelicidad'"
"La piedad popular es una mística"
"Caminad con decisión hacia la santidad. No os contentéis con una vida cristiana mediocre"
"El primer Concilio,en Jerusalén, ocasión providencial para entender mejor qué es lo esencial en la fe"
"Las dificultades fueron superadas no fuera, sino en la Iglesia".
"La piedad popular es un camino que lleva a la fe, si es vivida en eclesialidad"
"La Iglesia os quiere. Sed piedras vivas en la comunidad"
"La piedad popular es una modalidad legítima de vivir la fe, una forma de sentirse parte de la Iglesia" (Y lo repite)
"Amad a la Iglesia, dejaros guiar por ella, sed un auténtico pulmón de fe y vida cristiana, un aire fresco".
"Hay variedad de paraguas, de colore sy de signos: así es la Iglesia, una gran variedad en la unidad"
"La tercera cualidad: misionariedad"
"Caminar hacia los santuarios...es en sí mismo una acción de evangelización"
"Sed puentes para llevar a Cristo"
"Siempre atentos a la caridad"
"Sed misioneros del amor y de la ternura y de la misericordia de Dios, que siempre nos perdona y nos ama tanto"
"Evangelicidad, eclesialidad y misionariedad"

Texto de la Homilía de Papa Francisco
VI Domingo de Pascua
5 de mayo de 2013
Queridos Hermanos y Hermanas
En el camino del Año de la Fe, me alegra celebrar esta Eucaristía dedicada de manera especial a las Hermandades, una realidad tradicional en la Iglesia que ha vivido en los últimos tiempos una renovación y un redescubrimiento. Saludo a todos con afecto, en especial a las Hermandades que han venido de diversas partes del mundo. Gracias por su presencia y su testimonio.
1. Hemos escuchado en el Evangelio un pasaje de los sermones de despedida de Jesús, que el evangelista Juan nos ha dejado en el contexto de la Última Cena. Jesús confía a los Apóstoles sus últimas recomendaciones antes de dejarlos, como un testamento espiritual. El texto de hoy insiste en que la fe cristiana está toda ella centrada en la relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Quien ama al Señor Jesús, acoge en sí a Él y al Padre, y gracias al Espíritu Santo acoge en su corazón y en su propia vida el Evangelio. Aquí se indica el centro del que todo debe iniciar, y al que todo debe conducir: amar a Dios, ser discípulos de Cristo viviendo el Evangelio. Dirigiéndose a ustedes, Benedicto XVI ha usado esta palabra: «evangelicidad». Queridas Hermandades, la piedad popular, de la que son una manifestación importante, es un tesoro que tiene la Iglesia, y que los obispos latinoamericanos han definido de manera significativa como una espiritualidad, una mística, que es un «espacio de encuentro con Jesucristo». Acudan siempre a Cristo, fuente inagotable, refuercen su fe, cuidando la formación espiritual, la oración personal y comunitaria, la liturgia. A lo largo de los siglos, las Hermandades han sido fragua de santidad de muchos que han vivido con sencillez una relación intensa con el Señor. Caminen con decisión hacia la santidad; no se conformén con una vida cristiana mediocre, sino que su pertenencia sea un estímulo, ante todo para ustedes, para amar más a Jesucristo.
2. También el pasaje de los Hechos de los Apóstoles que hemos escuchado nos habla de lo que es esencial. En la Iglesia naciente fue necesario inmediatamente discernir lo que es esencial para ser cristianos, para seguir a Cristo, y lo que no lo es. Los Apóstoles y los ancianos tuvieron una reunión importante en Jerusalén, un primer «concilio» sobre este tema, a causa de los problemas que habían surgido después de que el Evangelio hubiera sido predicado a los gentiles, a los no judíos. Fue una ocasión providencial para comprender mejor qué es lo esencial, es decir, creer en Jesucristo, muerto y resucitado por nuestros pecados, y amarse unos a otros como Él nos ha amado. Pero noten cómo las dificultades no se superaron fuera, sino dentro de la Iglesia. Y aquí entra un segundo elemento que quisiera recordarles, como hizo Benedicto XVI: la «eclesialidad». La piedad popular es una senda que lleva a lo esencial si se vive en la Iglesia, en comunión profunda con sus Pastores. Queridos hermanos y hermanas, la Iglesia los quiere. Sean una presencia activa en la comunidad, como células vivas, piedras vivas. Los obispos latinoamericanos han dicho que la piedad popular, de la que ustedes son una expresión es « una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia» (Documento de Aparecida, 264). Amen a la Iglesia. Déjense guiar por ella. En las parroquias, en las diócesis, sean un verdadero pulmón de fe y de vida cristiana. Veo en esta plaza una gran variedad de colores y de signos. Así es la Iglesia: una gran riqueza y variedad de expresiones en las que todo se reconduce a la unidad, al encuentro con Cristo.
3. Quisiera añadir una tercera palabra que los debe caracterizar: «misionariedad». Tienen una misión específica e importante, que es mantener viva la relación entre la fe y las culturas de los pueblos a los que pertenecen, y lo hacen a través de la piedad popular. Cuando, por ejemplo, llevan en procesión el crucifijo con tanta veneración y tanto amor al Señor, no hacen únicamente un gesto externo; indican la centralidad del Misterio Pascual del Señor, de su Pasión, Muerte y Resurrección, que nos ha redimido; e indican, primero a ustedes mismos y también a la comunidad, que es necesario seguir a Cristo en el camino concreto de la vida para que nos transforme. Del mismo modo, cuando manifiestan la profunda devoción a la Virgen María, señalan al más alto logro de la existencia cristiana, a Aquella que por su fe y su obediencia a la voluntad de Dios, así como por la meditación de las palabras y las obras de Jesús, es la perfecta discípula del Señor (cf. Lumen gentium, 53). Esta fe, que nace de la escucha de la Palabra de Dios, ustedes la manifiestan en formas que incluyen los sentidos, los afectos, los símbolos de las diferentes culturas... Y, haciéndolo así, ayudan a transmitirla a la gente, especialmente a los sencillos, a los que Jesús llama en el Evangelio «los pequeños». En efecto, «el caminar juntos hacia los santuarios y el participar en otras manifestaciones de la piedad popular, también llevando a los hijos o invitando a otros, es en sí mismo un gesto evangelizador» (Documento de Aparecida, 264). Sean también ustedes auténticos evangelizadores. Que sus iniciativas sean «puentes», senderos para llevar a Cristo, para caminar con Él. Y, con este espíritu, estén siempre atentos a la caridad. Cada cristiano y cada comunidad es misionera en la medida en que lleva y vive el Evangelio, y da testimonio del amor de Dios por todos, especialmente por quien se encuentra en dificultad. Sean misioneros del amor y de la ternura de Dios.
Autenticidad evangélica, eclesialidad, ardor misionero. Pidamos al Señor que oriente siempre nuestra mente y nuestro corazón hacia Él, como piedras vivas de la Iglesia, para que todas nuestras actividades, toda nuestra vida cristiana, sea un testimonio luminoso de su misericordia y de su amor. Así caminaremos hacia la meta de nuestra peregrinación terrena, hacia la Jerusalén del cielo. Allí ya no hay ningún templo: Dios mismo y el Cordero son su templo; y la luz del sol y la luna ceden su puesto a la gloria del Altísimo. Que así sea.
RD 




Las Hermandades, una realidad tradicional en la Iglesia que ha vivido en los últimos tiempos una renovación y un redescubrimiento, "sean un verdadero pulmón de fe y de vida cristiana, en las parroquias y en las diócesis". Con esta invitación a la misión, Papa Francisco se dirigió esta mañana en la Plaza de San Pedro a las hermandades provenientes de todo el mundo en peregrinación para el Año de la Fe. En una plaza mojada por la lluvia, el Papa subrayó cual es la misión específica de las hermandades: "tener viva la relación entre la fe y las culturas de los pueblos a los cuales pertenecen", a través de la piedad popular. "Amen a la Iglesia, déjense guiar por ella --fue su exhortación- sean células vivas ...

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