Friday, April 04, 2014

JESUITAS: Rezando con los Refugiados: acompañando a los detenidos

P. Richard Sotelo SJ saluda a los detenidos durante la celebración de la Misa en el Centro de Internamiento para inmigrantes indocumentados detenidos en El Paso, Texas. (Christian Fuchs / JRS USA)


Washington DC, 1 de abril de 2014 — En los Estados Unidos y en muchos otros países, el Servicio Jesuita a Refugiados trabaja activamente para ayudar a los refugiados y solicitantes de asilo detenidos. El uso de la detención para disuadir, controlar y castigar a los solicitantes de asilo ha aumentado en todo el mundo durante la última década. Cada año en los EE.UU., unas 15.000 personas en busca de asilo están en detención.

El JRS aspira a ser la hospitalidad en acción. Caminamos al lado, acompañamos y ofrecemos hospitalidad a aquellos "en las fronteras de la humanidad". Si  bien esto es más visible cuando servimos directamente a los refugiados en los campamentos, también caminamos junto a los refugiados en zonas urbanas y junto a las personas privadas de libertad.

Los programas de capellanía del Servicio Jesuita a Refugiados en los Estados Unidos proporcionan asistencia pastoral y religiosa para satisfacer las necesidades de los no ciudadanos presos en tres centros de detención federal de Estados Unidos, y hemos creado una guía para los capellanes y voluntarios que trabajan en centros de todo el país. Estos programas permiten a personas de todas las religiones disfrutar de una atención pastoral dentro de su propia confesión religiosa.

Al pedir una auténtica cultura del encuentro, el Papa Francisco escribe: "El buen samaritano no sólo se acerca, sino que se hace cargo del hombre medio muerto que encuentra al borde del camino. Jesús invierte la perspectiva: no se trata de reconocer al otro como mi semejante, sino de ser capaz de hacerme semejante al otro. Comunicar significa, por tanto, tomar conciencia de que somos humanos, hijos de Dios".


Reflexiones para la oración
El jesuita Richard Sotelo es el coordinador de servicios religiosos del Centro de Procesamiento de El Paso, Texas, donde ha ejercido como capellán desde 1999.

"El por qué me quedo,  la (relación tengo con) el personal, los detenidos, lo que traigo a mi ministerio fuera del centro, en las parroquias donde sirvo y a la gente a la que sirvo fuera... creo que es la contribución religiosa fundamental del Servicio Jesuita a Refugiados a la vida de la Compañía de Jesús, y se puede resumir en una palabra: acompañamiento".

"Eso es realmente lo que hacemos como miembros del Servicio Jesuita a Refugiados... acompañar a las personas en su recorrido. Lo sorprendente de eso... es que mientras les acompañamos, ellos me acompañan; de modo que se convierte en una relación humana mutua", dijo el P.Sotelo.

"Hoy es un día agridulce", siguió el P. Sotelo: "Un detenido que ha estado aquí durante dos años y medio se va, pero no para reunirse con su familia, sino a su país de origen. En los últimos dos años y medio, he recorrido un camino de fe con él; creo que al despedirnos él me consolaba más a mí que yo a él".

El Papa Francisco dijo: " La cultura del encuentro requiere que estemos dispuestos no sólo a dar, sino también a recibir de los otros". Al acompañar a los refugiados, a los solicitantes de asilo y a los detenidos, nosotros, en el JRS, recibimos su gracia.



Lectura sugerida para la Oración
Lucas 10: 29-37
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?".

Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto.

Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo.

También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino.

Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.

Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo.

Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver" ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?".

"El que tuvo compasión de él", le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y procede tú de la misma manera".


JRS

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