“El Hijo de Dios quiso hacerse pequeño, ser hermano nuestro, para abrirnos los caminos de la alegría y la felicidad, para servir a la vida, la verdad y la paz”, señala el Cardenal Francisco Javier Errázuriz en su mensaje de Navidad 2007.
Una reflexión sobre el misterio del nacimiento de Jesús y su significado para el mundo cristiano hoy contiene el mensaje de Navidad del Cardenal Francisco Javier Errázuriz, dado a conocer en la noche del 24 de diciembre. “Los cristianos no lo dudamos: con el nacimiento de Jesús en Belén recibió la historia humana un nuevo comienzo. Dios quiso aparecer en Belén de manera inaparente, como un niño, como hijo de un carpintero, y en un lugar de dolorosa pobreza.
Habríamos querido ofrecerle otro sitio para su nacimiento. Pero él quiso hablarnos en otro lenguaje, y nos pide valorar con nuestro amor y nuestras acciones las fuentes de vida inaparentes, los niños, los trabajadores y los rostros de tan diferentes pobrezas”, indica el Cardenal Errázuriz.
En su mensaje, el Arzobispo de Santiago dice que Jesús nació para sonreírle al mundo, “y despertar así nuestra capacidad de amar y de servir, saciando toda sed de verdad y de bien. Ante su cuna, por así decirlo, palidece la violencia, se desvanece el egoísmo, se esfuma la mentira y la maldad. No vino a engañarnos ni a oprimirnos.
El Hijo de Dios quiso hacerse pequeño, ser hermano nuestro, para abrirnos los caminos de la alegría y la felicidad, para servir a la vida, la verdad y la paz”.
Fuente: DOP Santiago - www.iglesiadesantiago.cl
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