1. La ENCARNACIÓN de Dios.
“Y el Verbo se hizo carne” (Jn 1,14).
Que un Dios encarnado no es un Dios colorado.
En todo caso un niño sonrosado, aunque más bien hiciera frío en el establo y, si no es por la mula y el buey hubiesen estado todos paliduchos.
La encarnación, sobre todo, tiene que ver con que Dios se hace humano.
Qué extraño…
Un Dios todopoderoso convertido en un ser humano frágil y débil.
Un Dios que todo lo sabe, ahora balbuceando.
Un Dios creador necesitado del calor de su creación.
Para que luego digan que Dios está despreocupado, lejano o ajeno al mundo.
Tan cercano está que se hace uno de nosotros.
Tan atento está que comparte nuestra vida.
La encarnación es la manera en que Dios dice: “Te amo.
Tanto que aquí me tienes.
Tanto que quiero mostrarte un camino, y vengo a tu encuentro para ello..”
De los Jesuitas de Castilla
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