Monday, December 31, 2007

Un momento para la oración


Juan 1, 1-18
En el principio estaba la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba ante Dios en el principio. Por Ella se hizo todo, y nada llegó a ser sin Ella. Lo que fué hecho tenía vida en Ella, y para los hombres la vida era luz. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron. Vino un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino para dar testimonio como testigo de la luz, para que todos creyeran por él. Aunque no fuera él la luz, le tocaba dar testimonio de la luz. Ella era la luz verdadera, la luz que ilumina a todo hombre, y llegaba al mundo. Ya estaba en el mundo, este mundo que se hizo por Ella, o por Él, este mundo que no lo recibió. Vino a su propia casa, y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les dió capacidad para ser hijos de Dios. Al creer en su Nombre, han nacido, no de sangre alguna, ni por ley de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que han nacido de Dios. Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la Gloria que recibe del Padre el Hijo único; en Él todo era don amoroso y verdad. Juan dió testimonio de Él; dijo muy fuerte: "De Él yo hablaba al decir: El que ha venido detrás de mí ya está delante de mí, porque era antes que yo" De su plenitud hemos recibido todos, y cada don amoroso preparaba otro. Por medio de Moisés hemos recibido la Ley, pero la verdad y el don amoroso nos llegó por medio de Jesucristo. Nadie ha visto a Dios jamás, pero Dios-Hijo único nos lo dió a conocer; Él está en el seno del Padre, y nos lo dió a conocer.
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

En este himno, que es la introducción al Cuarto Evangelio, Juan proclama la fe que nos señala como cristianos. Creemos que Jesús es la Palabra de Dios, su expresión perfecta. "Nadie ha visto a Dios Jamás, pero Dios-Hijo único nos lo dió a conocer; Él está en el seno del Padre, y nos lo dió a conocer."

Señor, ayúdame a crecer en el conocimiento de Dios. Que yo pueda recibir de tu plenitud, gracia sobre gracia. Tomaste esta carne mortal por mí, y habitaste entre nosotros. Que este año que viene me acerque más a Tí.
De Espacio Sagrado

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