Fué corriendo en busca de Simón Pedro y del otro discípulo a quien Jesús amaba y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto". Pedro y el otro discípulo salieron para el sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Como se inclinara, vio los lienzos tumbados, pero no entró. Pedro llegó detrás, entró en el sepulcro y vio también los lienzos tumbados. El sudario con que le habían cubierto la cabeza no se había caído como los lienzos, sino que se mantenía enrollado en su lugar. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero, vio y creyó.
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
Juan recrea el momento en que el mundo cambió para él. Recuerda el asombroso mensaje de María Magdalena; la alocada carrera a la tumba, el domingo en la mañana; el acto de inclinarse en la entrada de la tumba para ver en su interior; ver el sudario enrrollado y colocado sobre la piedra; dejar que Simón Pedro entrara primero, y luego�el�darse cuenta que la muerte había�sido vencida.��
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