Nos lo han puesto muy difícil.
¿No sería más sencillo decir “mira que rosa”, “mira que luna”? ¿Por qué tanto esfuerzo y casi nadie alcanza la luz?
Para el enamorado diez mil kilómetros de tren son como el próximo apeadero. Para el maquinista es sólo un trabajo. Para el jefe de estación una responsabilidad. Para ella, que espera el tren en la estación, un sobresalto.
Sin embargo para el que despertó por dentro el tren ha llegado ya.
¿Entonces a qué seguir viviendo?
La vida tiene mucho de sueño, de representación y sobre todo de juego.
¡Cómo me lo pasé el día en que los Reyes Magos me pusieron mi primer tren eléctrico!
Pedro Miguel Lamet
El alegre cansancio
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