ESTIMADO BEATO ARTÉMIDES: Permítenos escuchar algo de tu ejemplar vida. Nací en una familia que tuvo 8 hijos. Mis padres me bautizaron el mismo día de mi nacimiento con los nombres de Artémides, Joaquín y Desiderio. Mi cuarto nombre, María, apareció cuando profesé como salesiano. Mis padres eran campesinos. Mi tío Juan Zatti los invitó a viajar a Argentina. Allí llegaron el 9 de febrero de 1897 y la ciudad de destino fue Bahía Blanca. Aquí yo empecé a trabajar de baldosero y conocí a los primeros salesianos en la Parroquia Nuestra Señora de la Merced. Aún recuerdo el primer salesiano que conocí, el P. Carlos Cavalli. Ingresé al aspirantado de Bernal para formarme como salesiano, pero el contagio de tuberculosis me impidió seguir estudiando. Entonces, para curarme, me trasladé a Viedma, capital de la Provincia de Río Negro, situada a la margen derecha del río Negro, frente a la ciudad de Carmen de Patagones. El Hospital de San José de Viedma estaba dirigido por el P. Evasio Garrone a quien la gente llamaba "Padre Doctor. Yo hice una promesa a la Virgen por invitación del P. Garrone de que si la Virgen me curaba yo me consagraría al cuidado de los enfermos en el Hospital San José de Viedma. Así ocurrió. El periódico católico "Flores del Campo" publicó el testimonio de mi curación "Creí, Prometí, Sané". Profesé como coadjutor salesiano. En el Hospital desempeñé diversos cargos, director, administrador, enfermero. Para visitar a los enfermos fuera del Hospital utilizaba una bicicleta. En 1914 obtuve la ciudadanía argentina. Y en la ciudad de La Plata recibí el diploma de "Idóneo en Farmacia". Yo solía repetir cuando solicitaba ropa para los enfermos: "Hermana, ¿no tiene una ropita para un Jesús de 11 años?" Para mi, el dinero, o servía para hacer el bien, o no servía para nada". Trabajé en el Hospital San José 48 años. Puedo decir que viví mi vocación salesiana en comunidad, consagrándome a los enfermos, especialmente, a los pobres en la ciudad de Viedma. Radio vaticano |
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