La Iglesia cubana niega
que hubiera desalojo
violento de los templos
La oposición "busca llamar la atención del Papa"
Las Damas de Blanco no pudieron
concentrarse en La Habana
La Iglesia cubana se defendió este fin de semana de las acusaciones de la disidencia que la señalan de propiciar el "desalojo violento" de templos católicos en tres regiones del territorio cubano, en momentos en que la oposición busca "llamar la atención del papa" Benedicto XVI para que éste promueva su agenda política ante el gobierno de Raúl Castro, durante su visita a la isla caribeña del 26 al 28 de marzo.
En un mensaje hecho llegar ayer a la prensa internacional, monseñor Emilio Arangurenconfirmó que una treintena de disidentes intentaron encerrarse en algunos templos de las regiones orientales de Holguín y Las Tunas, y calificó de "tergiversado e, incluso manipulado, y por supuesto falso" el uso de la violencia para desalojarlos, como argumenta el grupo de los disidentes.
Aranguren, obispo de Holguín, informó que los dos incidentes ocurrieron el 13 de marzo pasado, mismo día en que otros disidentes se encerraron en un templo de la capital cubana hasta que fueron desalojados por la policía el jueves, a solicitud del arzobispado de La Habana.
En el caso de la iglesia de Las Tunas, los opositores se retiraron "espontáneamente" tras un corto diálogo con el párroco del lugar y en Holguín ocurrió algo similar después de unas tres horas de pláticas, sin participación de la policía, argumentó el obispo Aranguren.
El prelado cubano puntualizó que en ningún momento "hubo de mi parte un manotazo (a un disidente), ni tampoco un gesto que ocasionara que su teléfono celular fuera al piso, ni se apagaron las luces del templo", como afirma la oposición.
Aranguren sí reconoció haber cruzado palabras "de manera enérgica" con uno de los complotados en Holguín, quien "sacó el celular, y le dije que lo guardara porque en el templo no se utilizan los celulares, ni para hablar ni para tirar fotos", explicó el prelado a los medios de comunicación.
El obispo no precisó el motivo de las acciones en Holguín y Las Tunas, pero los disidentes encerrados en la iglesia de Nuestra Señora de la Caridad de La Habana, entre el 13 y el 15 de marzo, dijeron que era para lograr que Benedicto XVI recibiera sus reclamos de "libertad, democracia y respeto a los derechos humanos".
Hasta el momento, el gobierno cubano no se ha referido a estas acciones, aunque se da por descontado que sigue detalladamente los movimientos de la disidencia, a la que acusa de "trabajar a las órdenes de Estados Unidos", y con la cual no acepta dialogar.
Por su parte, el arzobispado, que encabeza el cardenal Jaime Ortega, considera que las acciones en los tres templos forman parte "de una estrategia preparada y coordinada por grupos en varias regiones del país (...) al parecer con el propósito de crear situaciones críticas a medida que se acerca la visita del Papa".
Tal punto de vista es compartido por sectores moderados de la disidencia interna, para quienes "extremistas del exilio quieren afectar el llamado a la unidad de todos los cubanos que hará el Papa".
En este contexto, el grupo opositor Damas de Blanco, que dice haber entregado al arzobispado evidencias de "maltratos" en su contra para hacerlos llegar al Papa, intentó realizar una marcha ayer por La Habana, pero partidarios del gobierno, la mayoría universitarios, impidieron que abandonaran el lugar donde estaban reunidas, constató MILENIO.
RD
Joaquín Navarro-Valls ex portavoz del Vaticano recuerda el viaje de Juan Pablo II a Cuba
17 de Marzo, 2012. (Romereports.com) Juan Pablo II fue el primer Papa que visitó la isla de Cuba. Fue en 1998, hace ahora 13 años. Joaquín Navarro-Valls era el portavoz del Vaticano por aquel entonces y recuerda todavía cómo se desarrolló ese encuentro histórico entre Juan Pablo II y Fidel Castro.
Asegura que fue “un viaje singular”, por eso tuvo que reunirse previamente con Castro para aclarar algunos puntos de la visita.
Joaquín Navarro-Valls
Ex portavoz del Vaticano
“El viaje se desarrolló con gran normalidad. Tengo que decir con gran cortesía por parte de Castro y con gran claridad por parte del Papa”.
Una vez en la isla el Papa fue contundente en sus afirmaciones. Navarro-Valls asegura que Juan Pablo II defendió sin tapujos “los valores fundamentales de la persona y de la libertad de culto. El mismo mensaje que el Papa había llevado a todos los países que visitó”.
Joaquín Navarro-Valls
Ex portavoz del Vaticano
“La tarde en la que ya se terminaba el viaje, estábamos en le aeropuerto para tomar el avión. En el discurso de despedida de Castro, vino a decir “le agradezco a usted todo lo que ha dicho en este país, incluso las cosas que usted ha dicho con las que yo podría no estar de acuerdo”. Es un modo muy delicado y cortés. Naturalmente si hubiera estado de acuerdo en todo con el Papa, aquello hubiera cambiado y no ha cambiado”.
Joaquín Navarro-Valls fue portavoz del Vaticano durante 22 años y acompañó a Juan Pablo II en sus 128 visitas a países de los cinco continentes.
Cuba; alianza contra el bloqueo a cambio de libertad religiosa
La Iglesia pide que haya más apertura en los medios y en la educación para favorecer la transición
ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO
Bendicto XVI llega a Cuba después de que en la isla caribeña se han llevado a cabo algunos pasos importantes en materia de libertad religiosa y participación de los católicos en la vida pública del país: el diálogo entre los obispos y Raúl Castro es directo, la Iglesia comienza a obtener algunos primeros accesos a los medios de comunicación (monopolizados por el régimen), se autorizan ceremonias religiosas públicas y peregrinajes. También ha habido señales positivas como la construcción del seminario de La Habana y el desarrollo del centro cultural “Félix Varela”. Aunque los que se oponen al castrismo temen que el viaje papal puede ser usado por el régimen, y aunque hayan organizado algunas “ocuipaciones” de Iglesias católicas (iniciativa que criticó el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega), la Santa Sede pretende jugar todas sus cartas para favorecer la transición de Cuba hacia la democracia.
Sin embargo, son muchas las cuestiones pendientes en las relaciones entre la Santa Sede y la isla. Todavía existe el anacrónico ente de “Atención a los Asuntos Religiosos” del comité del Partido Comunista, que dirige Caridad Diego y que, como es tradición en los países marxistas, trata de supervisar y controlar las actividades de la Iglesia: el Vaticano espera que Raúl Castro lo reforme cuanto antes, incluyéndolo (por lo menos) en la estructura del Estado, y que cambie sus funciones al hacer que se separe del partido.
Otro punto difícil es el de la libertad de la Iglesia para publicar periódicos y revistas, y la petición de un mayor acceso a los medios nacionales. Los católicos siempre han considerado muy importante la posibilidad de dirigir escuelas y estructuras educativas, cosa que todavía no se permite; además, en el Vaticano señalan que algunas formas de adoctrinamiento ideológico de los manuales marxista-leninistas usados en las escuelas públicas cubanas son obsoletas.
En la Isla caribeña también se multiplican las muestras de la secularización, y la Iglesia está preocupada por la defensa de la familia, del matrimonio y de la vida ante el que se define como riesgo de la “descomposición” de la sociedad. En fin, la Santa Sede apoya la petición de la Iglesia cubana de contar con capellanes en las cárceles del país, para que aumente la posibilidad de intermediar a favor de los presos políticos. En el Vaticano se está trabajando para que, sin clamores y al margen de una celebración, Benedicto XVI pueda encontrarse con las “Damas de Blanco”, madres y mujeres de los disidentes y opositores que se encuentran en las cárceles cubanas.
Por su parte, ante estas instancias, que se pueden resumir en la fórmula “mayor libertad en todos los niveles”, la Santa Sede insistirá en su postura contraria al bloqueo estadounidense, cuyas consecuencias las paga un pueblo que de por sí se encuentra en una posición muy difícil. En particular, la diplomacia vaticana podría ofrecer a Raúl Castro y a su gobierno sus influencias para mejorar las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, y, sobre todo, con la Unión Europea. Una mano extendida, pero que pide continuar con las reformas: este es el marco de la foto histórica en la que se verá al Papa Ratzinger al lado del melancólico pero irreducible “comandante” Fidel.
Vatican Insider
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