Tuesday, September 29, 2015

Por qué no mujeres sacerdotes por Juan G. Bedoya + El feminismo del papa Francisco por Benedicte Lutaud


Francisco reclama "una teología de la mujer" al mismo tiempo que niega que pueda acceder al sacerdocio: Ese asunto “lo dejó zanjado Juan Pablo II”



El cristianismo romano ha elaborado sus doctrinas y estrategias desde la perspectiva masculina, sobre todo en materia de poder y de moral sexual. Francisco reclama ahora que “hay que llevar adelante una teología de la mujer”. ¿Qué quiere decir? Hay incontables teólogas con gran prestigio y mucha presencia en el mundo académico y editorial. ¿Acaso no hacen teología de mujer? Siempre están bajo sospecha. Muchos jerarcas les acusan de hacer teología feminista, es decir, de centrar sus empeños en argumentar que la mujer merece un trato en igualdad con los hombres, también dentro del santuario. “El feminismo no es más que un paso en el proceso de deconstrucción de la persona”, acaba de opinar el obispo que se ha ocupado de los asuntos de la familia en la Conferencia Episcopal Española, Reig Plá. Peor aún: es el mismo Papa quien debe aclarar qué quiso decir cuando afirmó que el feminismo es “una filosofía que corre el riesgo de convertirse en machismo de falda”.
Sobre la posibilidad de permitir por fin que las mujeres accedan al sacerdocio, el culmen de una teología femenina, Francisco ha respondido una vez más que no, que ese asunto “lo dejó zanjado Juan Pablo II”. Lo ha declarado a los periodistas en el avión de regreso a Roma desde EE UU. Como si quisiera suavizar una afrenta, el Papa matizó la negativa afirmando que a lo que sí está “dispuesto” es a llevar adelante una teología que dé más protagonismo a la mujer.
Según las estadísticas que Francisco ha conocido estos días, el 63% de los católicos estadounidenses son favorables a la ordenación de mujeres. También ha escuchado por boca de una monja que algún día un Papa tendrá que pedir perdón a la humanidad por el trato que el Vaticano ha dado a las mujeres. Francisco escuchó en silencio y se ha escrito que sonrió. En el avión, alabó a las monjas de Estados Unidos. “Son fantásticas, y el pueblo estadounidenses las quiere mucho, no sé si a los curas también”, proclamó. Algunas de esas monjas fueron investigadas durante el pontificado de Benedicto XVI por supuesta herejía, hasta que este Papa ordenó que se les dejara de molestar.
En el siglo XIX, la Iglesia romana perdió a los obreros, en el XX a los intelectuales y a los jóvenes, en este siglo XXI lleva camino de perder a las mujeres, que son con creces la mitad más activa de esa confesión. “Los jóvenes se han ido de la Iglesia sin dar portazo y no nos hemos enterado”, reconocía semanas atrás el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge. Con las mujeres puede pasar lo mismo: se van yendo sin que los obispos se enteren.
Lo peor, en opinión de importantes pensadoras cristianas, es la actitud de la teología que llaman machista. Lean este párrafo papal: “La puerta de la ordenación de mujeres está cerrada. Pero quiero decirles algo: la Virgen María era más importante que los apóstoles y que los obispos y que los diáconos y los sacerdotes. La mujer en la Iglesia es más importante que los obispos y que los curas. ¿Cómo? Esto es lo que debemos tratar de explicitar mejor. Creo que falta una explicación teológica sobre esto”.
Palabras bonitas. Las mujeres teólogas no piden que el Papa o los obispos hablen de las mujeres o den poder a las mujeres. Esperan que hablen con las mujeres y tomen en cuenta sus opiniones y decisiones. Un ejemplo, que contradice a Francisco en toda regla: Es cierto, como dice, que Juan Pablo II, el muy conservador papa polaco, cerró la puerta al sacerdocio femenino, pero no lo es que esa puerta no pueda abrirse por otro Papa.
Francisco escribió en la Evangelii Gaudium que “el sacerdocio reservado para los hombres (...) es un tema que no se pone en discusión”. No es verdad. Es quizás el tema que más se discute, además del celibato opcional de los sacerdotes. Nunca se ha cerrado “ese tema”. Cada día se abre en canal ante decenas de miles de parroquias que no tienen pastor por falta de vocaciones. Es verdad que lo quiso hacer Juan Pablo II, poco dado a sutilezas teologales, pero se le opuso con contundencia quien entonces era el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Joseph Raztinger, más tarde Benedicto XVI. Proclamar como dogma que no cabe el sacerdocio femenino es una barbaridad; los papas pueden cerrar ese camino cuanto quieran, pero nunca podrán decir a todo el orbe católico que es doctrina de la Iglesia desde su fundación, resumió Ratzinger a su superior y amigo. No fue un ruego, sino una orden de quien era entonces el exigente y no manipulable policía de la fe católica, además de gran teólogo. Sin duda, dejó escrito undossier sobre la materia. Es raro que el Vaticano no lo tome en cuenta. El sacerdocio de las mujeres es, ciertamente, un “caso cerrado”, pero en la dirección opuesta a la que supone el actual Pontífice.
El País

El feminismo del papa Francisco


El Papa Francisco habla con frecuencia del lugar "importante” que las mujeres deben ocupar en la vida eclesial. Pero, ¿Hasta qué punto está dispuesto a avanzar? El reportaje presentado a continuación es de Benedicte Lutaud y ha sido publicado en el sitio "Le Monde des Religions”. Traducción de Moisés Sbardelotto.
"Las mujeres deben ser mejor considerados en la Iglesia. "Su emancipación" debe "expresarse". Desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco multiplica los discursos en favor de las mujeres. Pero, por esas palabras, ¿podemos pensar que es feminista? Aunque la ordenación de mujeres no es parte de sus objetivos, parece decidido a darles mayor visibilidad. La reforma de la Curia (gobierno central de la Iglesia), el principal espacio de construcción de cambios en su pontificado, le podría ofrecer la oportunidad de nombrar figuras femeninas para dirigir los dicasterios (ministerios o departamentos). Pero debe tener en cuenta la fuerte resistencia que él está encontrado en esas estructuras.
Apenas unos días después de su elección, el Jueves Santo [2013], el Papa lavó los pies a dos mujeres en una prisión romana. Era la primera vez que eso sucedía. Una semana más tarde, en un discurso, afirmó que las mujeres tienen "un papel especial [en] abrir las puertas al Señor”. En noviembre de 2013, en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el Papa fue más directo: invitó a reflexionar "sobre el posible papel de la mujer ahí donde se toman las decisiones importantes". En diciembre de 2014, que ellas sean "más reconocidas en sus derechos", en la "vida social y profesional.

"Como cerezas en un pastel"

Pero Francisco no se queda solo en palabras. En marzo de 2014, designó a una mujer a la presidencia de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, la famosa socióloga Margaret Archer. En julio, eligió, a una mujer para dirigir una universidad pontificia, la religiosa María Melone. Es la primera vez que esto sucede. La Pontificia Comisión para la Protección de Menores ya cumple con la paridad estricta. En septiembre, el obispo de Roma nombró a cinco mujeres a integrar la prestigiosa Comisión Teológica Internacional. Tres meses después, dijo: "Las mujeres son como la cereza en un pastel” "Se necesitan más!".
En el Vaticano, se rumora que él podría dar un paso más: elegir a una religiosa para dirigir el dicasterio encargado de la pastoral de los emigrantes. El cardenal Maradiaga, coordinador del Consejo de Cardenales, que ayuda al Papa en la reforma de la Curia, ha comentado sobre la posibilidad de poner un matrimonio al frente del Pontificio Consejo para los Laicos. La presencia de una mujer dirigiendo la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, tampoco parece imposible, según, especialista en el status de las mujeres en la Iglesia, en el L’Ossevatore Romano.

Continuidad en los contenidos, ruptura en el estilo

Hasta ahora, las mujeres nunca superaron el nivel "número 3" en la Curia. Con Benedicto XVI, en 2010, fue nombrada la primera mujer laica, Flaminia Giovanelli, como sub-secretaria de un gran dicasterio: El Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz. Un año más tarde, la religiosa Nicla Spezzati se convirtió también en la número 3 en la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada.
En los contenidos, el Papa Francisco se inscribe en las huellas de sus predecesores,Juan Pablo II y Benedicto XVI. Incluso este último, había sugerido la creación de un cuaderno de la mujer en L'Osservatore Romano. Pero es el tono de los discursos que Bergoglio se distingue, denunciando con "nuevo valor la de condición de subalterna de la mujer en la Iglesia", dijo Lucetta Scaraffia. Él "es más audaz en su forma de expresarse, y de decidir", añade Romilda Ferrauto, editora en jefe de la sección francesa de Radio Vaticano. "Su trayectoria personal hace la diferencia". Y hay una razón: en "La vida oculta de Jorge Bergoglio", Armando Rubén Puente cuenta como el cardenal Jorge Mario Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, salvó prostitutas de la violencia de calle y de sus proxenetas.
Pero esta actitud no es aceptada por todos. Varios cardenales de la Curia ya no ocultan su exasperación. Si Francisco decidiese nombrar mujeres para que dirijan los dicasterios, eso "significa que ellas asumirían una posición al más alto nivel de una carrera. Habría enormes resistencias", dice Lucetta Scaraffia. "No sé si el Papa podría enfrentarlas". "No va a ser sencillo. Al igual que el resto de la reforma de la Curia", admite Romilda Ferrauto.

Nada de ordenaciones sacerdotales

El discurso sin precedentes del Papa, sin embargo, tiene ciertos límites. Sobre la ordenación de mujeres, él es categórico: "el sacerdocio (es) reservado para los hombres (...) es un tema que no se pone en discusión”, escribe en la Evangelii Gaudium. Francisco confirma la posición de la Iglesia cuando confiere calidades específicas a la mujer: "es aquella que carga, es la madre de la comunidad”. ¿El feminismo? "Una filosofía que corre el riesgo de convertirse en machismo de falda”. Ha dicho muy claramente.
"El Vaticano mantiene la idea de que los hombres y las mujeres tienen roles diferentes y complementares”, confirma Lucetta Scaraffia. "El problema es que se considera que el papel de los hombres sea superior, [pero esto es un supuesto], no es así. Las mujeres no necesitan [ejercer] un papel sacerdotal”. Kate McElwee directora de la organización estadounidense Women's Ordination Conference, en Roma, está en favor de la ordenación de mujeres. "La posición de la Iglesia”, dice, es "sexista”. Decir que las mujeres son más espirituales, maternales, permite justificar el hecho de que la autoridad sea dada a los hombres.

Valorar a las mujeres comprometidas

Kate McElwee participó, entre los días 04 y 07 de febrero, de un congreso sobre las mujeres, organizado por el Pontificio Consejo para la Cultura. En el folleto de presentación, laordenación femenina no está en la pauta: "Según las estadísticas, el tema suscita un débil interés”. "¡Me gustaría ver estas estadísticas!”, ironiza, puesto que 63% de los católicosestadounidenses serían favorables a la ordenación de mujeres. En Francia, según una encuesta publicada en los diarios Le Monde y La Croix, en 2009, la mayoría de los practicantes regulares 63%, también eran favorables. Sin embargo, Romilda Ferrauto admite que este encuentro permitió poner en primer plano el papel de las religiosas en el terreno, especialmente la Hermana Eugenia Bonetti, símbolo de la lucha contra el tráfico europeo de inmigrantes africanas forzadas a la prostitución.
"Las hermanas son las únicas que pueden acercarse fácilmente a las prostitutas”, dice la responsable por la Radio Vaticano. "Hoy en día, las religiosas constituyen dos tercios de la comunidad y no tienen voz”, lamenta Lucetta Scaraffia. Anne Marie Pelletier, profesora del Collège des Bernardins y ganadora del Premio Ratzinger 2014, participó del Congreso del Pontificio Consejo para la Cultura. Ella constata: "hoy, un cierto número de mujeres se aleja de la institución eclesial por considerarla poco reconocedora del enorme trabajo desarrollado por las mujeres”.

Mujeres en el seminario y más teólogas

Lucetta Scaraffia también milita para que se admita un mayor número de mujeres para enseñar en los seminarios: "Los futuros sacerdotes se acostumbrarían a ver mujeres en posiciones superiores. Por ahora, ¡ellos sólo ven empleadas que lavan los platos! Además,es en el ámbito intelectual que el Papa Francisco parece más dispuesto a designar a las mujeres. Es necesario "sacar lo mejor provecho de su contribución específica a la inteligencia de la fe”, él dijo, en diciembre, a la Comisión Teológica Internacional.
Por lo tanto, es necesario "repensar toda la tradición cristiana teniendo en cuenta a las mujeres presentes en el Evangelio: Marta, María, la Samaritana y María Magdalena”, indica Lucetta Scaraffia. "Los padres de la Iglesia hablaban de la femineidad de Dios interpretada por el Espíritu Santo”."Este tipo de evolución un poco telúrica solo puede ser hecha con un mínimo de paciencia y confianza. Pero el movimiento comenzó”, manifiesta con alegría Anne Marie Pelletier.
Instituto Humanitas Unisinos, Brasil.
Isabel Gómez Acebo
RD

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