Thursday, September 24, 2015

Siento una ira…por Pedro Pablo Achondo ss.cc.


Así decía el buen padre Esteban Gumucio en uno de sus textos (Ira, Poemas, Fund. Coudrin, 2005, p. 86): “Siento una ira sucia y militar”. Esa ira sucia, entre otras cosas por supuesto, lo hizo resistir al terror del régimen del terror. No son pocos los testimonios de sobrevivientes de los campos de exterminio nazi en los cuales la cólera fue lo que los mantuvo cuerdos, o por lo menos vivos; una vez de liberados. Una cólera particular, una cólera que no es odio ni un deseo de venganza. No hay que confundir, la cólera es otra cosa. Dios sentía cólera: Una santa cólera, como dice una teóloga contemporánea. Es la cólera de Job, de Jacob y de Jesús. La cólera que es energía de vida que nos ayuda y permite atravesar el infierno. Esa santa cólera es fértil y nos llevará a otra cosa, o no es santa y nos ahogará en el vacío y la soledad.

El Grito – E. Munch

Acoger la cólera es realizar el camino de purificarla de todo lo que no tiene de santa, es nombrarla porque nos pertenece. La santa cólera es fidelidad con uno mismo, es hacerse verdad delante del otro. Más aun, esa cólera santa nos permite mantenernos vinculados al otro que acoge y comprende esa nuestra cólera y desvinculados de aquel(los) que la provocaron. Es salida al auto-encierre propio del sufrimiento. Esa cólera nos ayudará a buscar caminos para enfrentar al otro que nos aniquila. La cólera nos conduce al camino de la palabra, del gesto, del diálogo, de la institución y de la comunidad. Jamás a la violencia que mata. Caín no encontró el lugar para madurar su cólera e hizo lo que hizo. La cólera de Dios viene cuando nos oponemos a Él quitándole el lugar de la justicia; porque la santa cólera es distancia y diferencia. Es decir yo no soy tú. Esa santa cólera nos religa al Dios-Otro y nos fortalece manteniendo la diferencia. Tú eres el Dios de la Justicia y yo, mirándote, resisto al sufrimiento dándole espacio a mi cólera para que se vuelva santa.

La santa cólera es solo un camino para salir del horror y jamás un fin en sí misma, es resistencia para soportar el mal; ella nos conduce a la paz que da la justicia, al Shalom: a la alegría profunda, a la bienaventuranza ¡que es eso lo que buscamos! Bienaventurados los que resisten a través de su cólera y nos enseñan que la resistencia está llena de amor. En las palabras y la fuerza de Juan Carlos Cruz sentí una vez más esa sana y santa cólera. En el movimiento de laicos de Osorno la huelo y la acompaño…


Appolo – Sacha Sosno

Pedro Pablo Achondo ss.cc.
Reflexiones itinerantes
SS.CC. Chile

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