Saturday, May 14, 2011

El Vaticano "bendice" las misas en latín



Benedicto XVI avala la concesión que se hizo a los lefebvrianos

En los seminarios se podrá aprender el rito



El sacerdote que quiera decir misa en latín debe conocer el idioma y los fieles que quieran misas en latín tienen que pedirlo a su obispo, pero también pueden reunirse los de varias parroquias y diócesis y pedirlo en otro lugar. Si en la diócesis interesada ningún sacerdote conoce el idioma de Cicerón y del Imperio Romano, entonces el obispo buscará fuera de su territorio a alguien que lo conozca y en los seminarios se dará la posibilidad de aprender el rito en lengua latina. Lo cuenta Rossend Domenech en El Periódico.

Estas son algunas de las normas concretas que el Vaticano ha dado a conocer esta mañana por las que a partir de este viernes se regulará la posibilidad de decir misas en latín, siguiendo un rito en vigor hasta el año 1962. Estas normas llegan después de tres años de pruebas durante los que ya era posible utilizar para el rito un idioma que, de hecho, había sido cambiado por el Concilio Vaticano II (1962-1965), al introducir las lenguas populares. Tras las observaciones que en este lapso de tiempo han hecho los obispos de todo el mundo, el Papa ha fijado ahora las normas definitivas.

La posibilidad de seguir diciendo la misa en latín, que con el Concilio pareció quedar finiquitada, responde a las peticiones de los cismáticos seguidores del obispo Marcel Lefebvre, que, entre otras cosas, discutió el uso de las lenguas de cada pueblo para las misas, la validez de aquel Concilio e incluso la elección de los papas que siguieron (Paulo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II). Por esta razón, el documento de hoy subraya que la posibilidad de decir misas en latín debe ser considerada, por quienes no comparten el permiso, como "un objetivo de reconciliación". En el resumen del documento se pide que las aspiraciones de los amantes del latín "no sea obstaculizada, sino favorecida y alcanzada".

Los seguidores de Lefebvre habían sido excomulgados por Juan Pablo II, pero Benedicto XVI levantó en el 2009 la expulsión de la Iglesia a los cuatro obispos que ilegalmente había nombrado el fundador. El gesto del Papa, que había hecho de la vuelta al redil de los lefebvrianos uno de sus objetivos, se complicó a las pocas horas cuando uno de los cuatro obispos, Richard Williamson, negó el holocausto de los judíos en la Alemania nazi.

Sucesivamente el Vaticano constató que seguían persistiendo diferencias sobre la doctrina de la Iglesia católica. Entre ellas, la validez del Concilio Vaticano II. A partir de ahí, comenzaron unas negociaciones, mientras paralelamente una parte de los 453 sacerdotes cismáticos y de sus 200.000 fieles, más algunas monjas y seminaristas, pidieron poder volver a la iglesia, pero conservando algunas de sus peculiaridades. Como por ejemplo, la misa en latín según la forma anterior al Concilio. Varios obispos manifestaron su malestar por la decisión de Benedicto XVI, que en el documento de este viernes sigue insistiendo en la necesidad de una "reconciliación y unidad".

RD

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