Wednesday, May 18, 2011

No buscamos un sistema de propaganda para la Iglesia'



La Iglesia católica y los medios de comunicación se dan a menudo la espalda y, a veces, se llevan mal. Lo reconoce la propia jerarquía. "La Iglesia y los medios de comunicación son dos realidades entre las que es habitual por desgracia la contraposición", explicaba el obispo de Guadix, Ginés García, en la presentación del III Congreso UCAM-UCIPE. Y para internar aunar con naturalidad estas dos realidades contrapuestas se reunieron el viernes y el sábado en Murcia periodistas católicos de todo el mundo.

Convocados por la Universidad católica de Murcia (UCAM) y por la Unión católica de periodistas de España (UCIP-E), especialistas de la información religiosa de varios lugares, sobre todo de España y de Italia, se dieron cita en el campus de Los Jerónimos. La inauguración, en la preciosa iglesia barroca del siglo XVIII reconvertida en aula magna. En la mesa inaugural, el presidente de la UCAM, José Luis Mendoza, el presidente de la UCIP, Rafael Ortega, el obispo de Guadix, Ginés García, y director del secretariado de medios de la conferencia episcopal, José María Gil.

Tanto en la misa previa como en la sesión inaugural flotaba el recuerdo emocionado de las víctimas del terremoto de Lorca. Con un telegrama de condolencias del Papa, que leyó el propio director de 'L' Osservatore romano', Giovanni Maria Vian, y con referencias del patrono de la UCAM y del obispo de Guadix.

José Luis Mendoza pidió a los presentes un minuto de silencio en homenaje a las víctimas del seísmo. Concluido, señalaba: "Dios todo lo permite para el bien. No dudamos del amor de Dios, incluso en estos momentos y ante un acontecimiento como éste que a todos nos ha dejado un profundo dolor". Y para dar trigo, además de predicar, el patrón de la UCAM ya mandó a Lorca al cuerpo de arquitectos de la universidad católica.

'La religión, material de alto riesgo para los medios'

El obispo de Guadix, Ginés García, que precisamente nació en Lorca, fue el encargado de plantear la relación de la Iglesia con los medios desde el punto de vista de la jerarquía católica española. Y lo hizo de una forma, clara, directa, sencilla y didáctica. Tras asegurarse que la institución necesita a los medios para cumplir su "misión", no dudó en reconocer que "la sociedad de la información se ha convertido en el paradigma de un mundo secularizado en el que Dios ha sido relegado, por desgracia, a la marginalidad, cuando no a la total irrelevancia".

Más aún, "para los medios, la religión es material de alto riego según una parcial lógica mediática". De ahí que para el prelado occitano, una de las tareas principales de la Iglesia sea "devolver la religión a la paginación o sección de la normalidad", "sacarla de la patológica" y "lograr una presencia normalizada del hecho religioso en la agenda comunicativa".

Para conseguirlo, Ginés García propone. Primero, "reivindicar la importancia de la información religiosa como género especializado". Segundo, formar comunicadores "profesionales y competentes". Y tercero, la presencia de profesionales católicos en los medios laicos, asi como la existencia de "medios católicos o de inspiración cristiana".

Sólo así "la Iglesia reforzará su significación" y la posibilidad de que los creyentes sigan manifestando "que tienen respuestas actuales para las cuestiones que interesan a los hombres y mujeres de hoy". La institución está dispuesta a poner de su parte. O eso dice el prelado de Guadix: "No buscamos un sistema de propaganda ni un trato de privilegio informativo para la Iglesia, sino el rigor de una información religiosa bien hecha".

El patrono de la UCAM

El patrono de la UCAM, José Luis Mendoza es un católico convencido y ejerce como tal. Miembros del Camino Neocatecumenal, padre de 14 hijos, ha creado una universidad para evangelizar. O como él dice, "una universidad católica basada en un trípode: docencia de calidad, investigación y evangelización". Una universidad con un campus modélico en el antiguo monasterio de Los Jerónimos, en cuya restauración invirtió más de 14 millones de euros. Hoy, "después de una época de calvario", puede presumir de tener una de las mejores universidades españolas, con 10.000 alumnos y proyección internacional.

Mendoza no es, pues, un rector al uso. Porque es presidente, rector, factótum y, sobre todo, un catequista, un predicador enamorado de Dios que aprovecha cualquier resquicio para lanzar el 'kerigma', el anuncio esencial de la fe. "El hombre sin Dios es un animal que perece", advierte a sus alumnos en la inauguración del curso. Y en la fiesta de una de las numerosas promociones les repite: "Os hablo como a mis hijos. Y, por eso, os digo que es importante tener una buena carrera, pero más importante todavía es que busquéis a Dios, porque sólo así seréis felices".

Y sigue hablando a los chicos del amor de Cristo que "es el único que os puede hacer felices", porque "con él hasta es posible amar y perdonar a los enemigos". Y concluye con un ardiente y apasionado "¡que Dios os bendiga!" El director del periódico del Papa, Giovanni Maria Vian, director de 'L'Osservatore romano', y su homólogo Marco Tarquinio, director del 'Avvenire', el diario de la Conferencia episcopal italiana, fueron las estrellas invitadas del Congreso. Junto a ellos, los vaticanistas Andrea Tornielli, Juan Vicente Boo y Paloma Gómez Borrero; el profesor de la Universidad del Opus de Navarra, Juan Manuel Mora, la periodista de la Cope, Elsa González, y el secretario del pontificio consejo para las comunicaciones sociales, monseñor Paul Tighe.

Vian, presentado como un "cardenal laico", "un periodista sabio y un sabio periodista", hizo, en su disertación, un recorrido histórico por los 150 años de 'L’Osservatore romano', un "periódico singularísimo", como lo definió el Papa Pablo VI, que se publica en 130 países y vende 400.000 ejemplares.

El diario del Papa, como explicó Vian, siempre estuvo dirigido por laicos y, desde sus orígenes, vive a horcajadas entre la oficialidad y la oficiosidad. Y es que, como le dijo en una ocasión Benedicto XV al director de entonces, Dalatorre, "la culpa de todo lo que se publique será vuestra, sobre todo cuando sea nuestra".

El Mundo

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