Wednesday, July 03, 2013

Lecturas para el día de hoy y reflexión del Papa Francisco: Ayudar a los pobres es como tocar las heridas de Jesús. «En el camino hacia Dios, la Iglesia ha cometido errores»



Efesios: 2, 19-22
Ustedes han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles.
Hermanos: Ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.
Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado, para formar el templo santo en el Señor, y unidos a Él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.

Del salmo 116
Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos. R/.
Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre. R/.

Evangelio
San Juan: 20, 24-29
¡Señor mío y Dios mío!
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré".
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano; métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree". Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto".

Misa del Papa: Ayudar a los pobres es como tocar las heridas de Jesús
03 de julio, 2013. (Romereports.com) Durante una de sus últimas misas antes de sus vacaciones, el Papa reflexionó sobre el apóstol Santo Tomás, cuya fiesta se celebra hoy. El Papa recordó las dudas del apóstol antes de ver a Jesús resucitado y tocar sus heridas. Por eso, Francisco dijo que para encontrar hoy a Dios hay que besar las heridas de Jesús en quienes tienen hambre, son pobres, están enfermos o encarcelados. 


Papa Francisco“Encontrarás las llagas de Jesús haciendo obras de misericordia, ayudando al cuerpo - el cuerpo - el alma también, pero - insisto - al cuerpo de tu hermano herido, porque tiene hambre, porque tiene sed, porque está desnudo, porque ha sido humillado, porque es esclavo, porque está en la cárcel, porque está en el hospital. Esas son las heridas de Jesús de hoy. Jesús nos pide que hagamos un acto de fe en Él, pero a través de estas heridas.  

“Ah, muy bien. Vamos a hacer una fundación para ayudar a todos y vamos a hacer muchas cosas buenas para ayudarles”. Eso es importante, pero si nos quedamos a este nivel seremos sólo filántropos. Tenemos que tocar las heridas de Jesús, debemos acariciar las heridas de Jesús, tenemos que curar las heridas de Jesús, con ternura, tenemos que besar las heridas de Jesús, literalmente. Basta pensar a lo que le pasó a San Francisco cuando abrazó al leproso. Lo mismo que a Tomás: su vida cambió “.

La misa fue concelebrada por el cardenal francés Jean-Louis Tauran, el que anunció al mundo la elección del Papa Francisco el pasado 13 de marzo.


ESTRACTOS DE LA HOMILÍA
(Fuente: VIS)
“Después de la resurrección, Jesús se aparece a los apóstoles, pero Tomás no estaba allí: quería que esperara una semana. El Señor sabe por qué hace las cosas. A cada uno de nosotros le da el tiempo que Él piensa que es mejor para nosotros. A Tomás le ha concedido una semana.

Jesús se presenta con sus llagas: todo su cuerpo estaba limpio, hermoso, lleno de luz, pero las llagas estaban y están todavía, y cuando el Señor vendrá, al final del mundo, nos enseñará sus llagas. Tomás, para creer, quería meter sus dedos en las llagas: era un testarudo. Pero el Señor quiso precisamente un testarudo para hacernos comprender algo más grande. Tomás vio al Señor, que le invitó a meter el dedo en la herida de los clavos, a poner su mano en el costado y no dijo: es verdad: el Señor ha resucitado. ¡No! Fue más allá. Dijo: ¡Dios! Es el primer discípulo que confiesa la la divinidad de Cristo después de la resurrección. Y que adora.

Y así se entiende cuál era la intención del Señor al hacerlo esperar: tomar su incredulidad para llevarla no a la afirmación de la Resurrección, sino la afirmación de su divinidad. El camino hacia el encuentro con Jesús-Dios son sus llagas. No hay otro. En la historia de la Iglesia ha habido algunos errores en el camino hacia Dios. Algunos creían que al Dios viviente, al Dios de los cristianos, podemos encontrarlo en el camino de la meditación, e ir más lejos con la meditación. Eso es peligroso, ¿eh?¡Cuántos se pierden en ese camino y no llegan! Llegan sí, tal vez, al conocimiento de Dios, pero no de Jesucristo, Hijo de Dios, la segunda Persona de la Trinidad. A esto no llegan. Es el camino de los gnósticos, ¿no? Son buenos, trabajan, pero no es el camino correcto. Es muy complicado y no te lleva a buen puerto.

Otros pensaban que para llegar a Dios hay que ser mortificado y austero, y han elegido el camino de la penitencia: sólo la penitencia y el ayuno. Y ni siquiera estos llegaron al Dios vivo, a Jesucristo Dios vivo. Son los pelagianos, que creen que con su esfuerzo pueden llegar. Pero Jesús nos dice que la manera de encontrarle es encontrando sus llagas, y las llagas de Jesús las encuentras con las obras de misericordia, dando al cuerpo y al alma, sobre todo al cuerpo de tu hermano llagado, porque tiene hambre, porque tiene sed, porque está desnudo, porque está humillado, porque es un esclavo, porque está en la cárcel, porque está en el hospital. Esas son las llagas de Jesús hoy. Y Jesús nos invita a hacer un acto de fe en Él, pero a través de estas llagas. ¡Vale, muy bien! ¡Hagamos una fundación para ayudar a todo el mundo y hacer tantas cosas buenas! Eso es importante, pero si nos quedamos en este nivel seremos sólo filántropos.

Tenemos que tocar las llagas de Jesús, debemos acariciar las llagas de Jesús, tenemos que curar las llagas de Jesús con ternura, tenemos que besar las llagas de Jesús, y esto literalmente. Pensemos, ¿qué pasó con San Francisco, cuando abrazó al leproso? Lo mismo que a Tomás: su vida cambió. Para tocar al Dios vivo no hay necesidad de hacer un curso de actualización, sino entrar en las llagas de Jesús, y para ello basta salir a la calle.

Pidamos a Santo Tomás a gracia de tener el coraje para entrar en las llagas de Jesús con nuestra ternura y seguramente tendremos la gracia de adorar al Dios vivo”.



«En el camino hacia Dios, la Iglesia ha cometido errores»



En la misa matutina en Santa Marta, el Papa comentó el Evangelio de la fiesta de Santo Tomás Apóstol

ALESSANDRO SPECIALECIUDAD DEL VATICANO

Santo Tomás era un «testarudo», pero justamente por su testarudez fue el primero que supo reconocer en Jesús resucitado la divinidad y reconocerla claramente con su nombre: «Dios». En el día de su fiesta, el Papa Francisco quiso recordar de esta manera la figura del apóstol, que no se conformó con ver sino que quiso también tocar con sus manos las llagas de la crucifixión, las mismas llagas que hoy el cristiano debe acariciar y cuidar en los pobres y en los más necesitados de nuestra época.


Según la tradición, Tomás viajó hacia Asia después de la misión de Jesús y llegó a la India para plantar las antiquísimas comunidades cristianas que los viajadores portugueses encontraron cuando desembarcaron en las costas del sub-continente al final del siglo XV. Tal vez porque justamente la India es el país multi-religioso por excelencia, esta mañana en la misa celebrada por Francisco en la capilla de la Casa Santa Marta estaban presentes algunos sacerdotes y empleados del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, guiados por el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del dicasterio.


Tomás, dijo el Pontífice, según la crónica que hizo la Radio Vaticana, era un «testarudo»; obstinadamente, quiso meter sus dedos en las llagas de la crucifixión de Jesús. «Pero el Señor –comentó el Papa Bergoglio– quiso justamente a un testarudo para hacernos entender lo más grande. Tomás vio al Señor, fue invitado a meter su dedo en la llaga de los clavos, a meter la mano en el flanco y no dijo: “¡Es cierto, el Señor resucitó!”. ¡No! Fue mucho más allá. Dijo: “¡Dios!”. El primero de los discípulos que hace la confesión de la divinidad de Cristo, después de su Resurrección. Y lo adoró».

Por este motivo, Jesús quiso que Tomás esperara una semana más que los demás para reunirse con él: «Tomar también su incredulidad para llevarla no a la afirmación de la Resurrección, sino a la afirmación de su divinidad». Porque, «el camino para el encuentro con Jesús-Dios –explicó Francisco– son sus llagas. No hay otro».


La de las «obras de misericordia» es la única vía hacia Dios, aunque «en la historia de la Iglesia ha habido algunos errores en el camino». Por una parte, el error de los que se entregaron a la meditación para «subir más alto» («¿Cuántos se pierden en ese camino y nunca llegan?», comentó Francisco); por otra, los que creen que para llegar a Dios hay que ser «mortificados, austeros», y elegir solamente la vía de la penitencia y del ayuno: «Son los pelagianos, que creen que con sus esfuerzos pueden llegar».


Tomás, en cambio, encontró a Jesús en sus llagas, las que hoy se encuentran llevando a cabo «obras de misericordia»: «Dando al cuerpo (al cuerpo) y también al alma, pero, subrayo, al cuerpo de tu hermano llagado, porque tiene hambre, porque tiene sed, porque está desnudo, porque ha sido humillado, porque es esclavo, porque están en la cárcel, porque está en el hospital. Esas son las llagas de Jesús hoy. Y Jesús nos pide hacer un acto de fe, a Él, pero a través de estas llagas», que debemos encontrar y acariciar directamente, no mediante «una fundación» filantrópica.


Al final de la Misa, el Papa invitó, retomando uno de los ya clásicos motivos del pontificado del argentino, a tocar al Dios vivo, pero no con «un curso de actualización», sino entrando en las llagas de Jesús. Para ello, «es suficiente salir a las calles». «Pidamos a Santo Tomás –concluyó– la gracia de tener la valentía para entrar en las llagas de Jesús con nuestra ternura y, seguramente, tendremos la gracia de adorar al Dios vivo».

Vatican insider

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