Monday, June 08, 2009

Espacio Sagrado


Mateo 5, 1-12
Jesús, al ver toda aquella muchedumbre, subió al monte. Se sentó y sus discípulos se reunieron a su alrededor. Entonces comenzó a hablar y les enseñaba diciendo: "Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Felices los que lloran, porque recibirán consuelo. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia. Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues bien saben que así persiguieron a los profetas que vivieron antes de ustedes".
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Lo que el mundo ve como trágico o vacío, Jesús lo ve como bendecido: la humildad, el duelo, la gentileza, la pacificación y otras virtudes.
Jesús nos dió su ejemplo con estas virtudes, las que vemos en sus palabras y actos a lo largo de su vida entre nosotros.
Nos podía entusiasmar a vivir en el espíritu de las Bienaventuranzas, porque Él mismo las vivió, y sabía que una vida de integridad y honestidad es, en sí misma, una vida bendecida.

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