Organizados por la Vicaría Pastoral Universitaria, 40 jóvenes viajan durante la tarde del 10 de marzo a la localidad de la Séptima Región para ayudar a la comunidad afectada por el terremoto. En medio de réplicas, falta de suministros básicos y del dolor de familias que lo perdieron todo estos jóvenes van dispuestos a servir al prójimo.
Desde el mismo día del terremoto miles de jóvenes se movilizaron en todo Chile para ir en ayuda de nuestros hermanos más damnificados. Entusiastas a pesar del oscuro paisaje que mostraban las calles de nuestras ciudades, no dudaron ni un segundo en acercarse a parroquias y organizaciones sociales para ofrecer su ayuda.
La Pastoral Universitaria, de la mano de voluntarios pertenecientes a distintas universidades e institutos, también se organizó para servir al prójimo, primero en Santiago y ahora en Chanco. En esta ciudad los jóvenes colaborarán en tareas de distribución de alimentos y útiles de aseo, remoción de escombros y catastros de las casa más dañadas por el sismo, pero lo más importante es que también van a acompañar a los habitantes con la oración y la esperanza que los mueve.
Agradecer la vida
Uno de los voluntarios es Víctor Lizama de 22 años. Podría haberse quedado en su casa, esperando noticias de Carola Mellado, su amiga desaparecida en Isla Mocha tras el terremoto. Si bien tiene pena porque aún no hay noticias de ella Víctor también siente el fuerte compromiso con los más necesitados y por eso decidió unirse a la VPU en este viaje solidario. “Creo que el país necesita de nosotros, los jóvenes somos el futuro y por eso tenemos que ayudar a la reconstrucción de nuestro país. Para mí es importante estar, ayudar, canalizar toda la energía en acompañar a nuestros hermanos”.
Melissa Castillo, de la Pastoral de la Universidad Andrés Bello, también viaja a Chanco, “no me puedo quedar indiferente al dolor de las personas. Levantarse y ayudar es para mí una forma de agradecer a Dios porque mi familia está bien, esa realidad me da fuerza para dar esperanza al resto que la ha perdido”
Carlos Santibáñez, de la Pastoral USACH no dudó un segundo en ser parte de esta experiencia. Con mochila en mano se subió al bus con el sueño de compartir con los demás la fe que lleva en su corazón, “yo estaba dispuesto a ayudar en lo fuera necesario, ahora surgió esta invitación y podía hacerlo entonces quise colaborar en la reconstrucción de esta zona que quedó tan dañada y acompañar a la gente”.
Para Miguel, de la pastoral UDP, hay que estar ahí, donde hay más dolor. “No es lo mismo ver por televisión las imágenes de las zonas más devastadas que estar ahí, con esas familias, por eso ahora me sumo a esta iniciativa para tratar de darles un poco de alegría, aportar con un granito de arena. Ahora ¡manos a la obra!”
Los jóvenes voluntarios regresarán el próximo domingo 14 de marzo luego de haber vivido una experiencia de servicio y amor al prójimo.
Fuente: www.vpu.cl
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