Gracias a la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada, muchos jóvenes que pertenecen a las Igleisas más perseguidas del planeta podrán asistir a Río
DOMENICO AGASSO JR.ROMA
Irán a la JMJ de Río de Janeiro gracias a la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), creada en 1947 por el padre Werenfried van Straaten para apoyar a las Iglesias en dificultades o que sufren persecución.
Se trata de un grupo de jóvenes egipcios de entre 18 y 32 años que de otra manera no habría podido participar en el encuentro con el Papa Francisco al otro lado del mundo. Como en las ediciones anteriores de las JMJ, AIN se encargará de pagar (por un total de 220 mil euros) los gastos de viaje de estos jóvenes que pertenecen a Iglesias pobres:; además de los egipcios irán iraquíes, libaneses, jordanos israelíes y palestinos.
“Muchos creen que ya no hay cristianos en Egipto -dijo el joven Michael Dawud-, pero nosotros volaremos a Río para demostrar a nuestros hermanos y hermanas en la fe que nuestra Iglesia es joven y que está viva, aunque tenga más de 2000 años”. Micahel tiene 30 años, es un experto informático de Fayyum, a unos cien kilómetros de El Cairo. Se encargó de la preparaciñon espiritual de los chicos copto-católicos que asistirán a la JMJ de Río.
Pero no olvida los problemas por los que está atravesando su país: “Como ciudadano y como cristiano, quiero contribuir a la reconstrucción de mi patria y estoy seguro de que mi fe, robustecida con la experiencia de la JMJ, será una enorme ayuda”. Espera con ansia reunirse con Papa Francisco, que “proviene, como nosotros, de un país en vías de desarrollo”. Además, también recuerda con mucho afecto a Benedicto XVI, “a quien amamos profundamente y que tanto hizo por nosotros, los cristianos del Medio Oriente”.
“Muchos creen que ya no hay cristianos en Egipto -dijo el joven Michael Dawud-, pero nosotros volaremos a Río para demostrar a nuestros hermanos y hermanas en la fe que nuestra Iglesia es joven y que está viva, aunque tenga más de 2000 años”. Micahel tiene 30 años, es un experto informático de Fayyum, a unos cien kilómetros de El Cairo. Se encargó de la preparaciñon espiritual de los chicos copto-católicos que asistirán a la JMJ de Río.
Pero no olvida los problemas por los que está atravesando su país: “Como ciudadano y como cristiano, quiero contribuir a la reconstrucción de mi patria y estoy seguro de que mi fe, robustecida con la experiencia de la JMJ, será una enorme ayuda”. Espera con ansia reunirse con Papa Francisco, que “proviene, como nosotros, de un país en vías de desarrollo”. Además, también recuerda con mucho afecto a Benedicto XVI, “a quien amamos profundamente y que tanto hizo por nosotros, los cristianos del Medio Oriente”.
Vatican Insider
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