Saturday, September 04, 2010

"Lo trascendente no puede deducirse de lo inmanente”



El jesuita y científico Javier Leach Albert replica a Hawking

“Una premisa creyente nos lleva a conclusiones creyentes"


(José Manuel Vidal).-Stephen Hawking, uno de los más prestigiosos científicos del mundo, niega la existencia de un Dios creador (uno de los principales dogmas del catolicismo) y, preguntada, la Conferencia episcopal española guarda silencio. Ni siquiera aprovecha la ocasión para ofrecer una catequesis sobre el tema. Sí lo hace el padre jesuita Javier Leach Albert, experto en la materia, que, para rebatir la tesis de Hawking de que Dios no creó el universo, acude a San Agustín: "Lo trascendente no puede deducirse de lo inmanente".


¿Qué respondería a la tesis de Hawking de que "Dios no creó el Universo"?

La fe en el Creador se ha basado históricamente en la búsqueda filosófica y en la fe compartida por muchas religiones. Supone una visión compartida del mundo basada en una percepción o experiencia de tipo filosófico o religioso. No puede deducirse del conocimiento empírico. Citando a San Agustín, podemos decir que lo trascendente no puede deducirse de la inmanente ("Si comprehendis non est Deus").
En efecto, el silencio de lenguaje científico hacia la creación puede ayudar a purificar la fe religiosa, permitiendo que el creyente encuentre la armonía existente entre las leyes de la naturaleza y la presencia del Creador.
Por supuesto que ha habido voces en la historia que han afirmado que la ciencia y la fe en el Creador tienen que oponerse, porque sus percepciones y su lenguaje están en conflicto mortal. En un libro que aparecerá publicado en inglés en este mismo mes de Septiembre por la Editorial Templeton titulado 'Mathematics and Religion' he intentado mostrar que las murallas entre ambos campos beligerantes no son tan firmes, como han creído la ciencia o la religión en otras épocas. El mundo y sus sistemas naturales están abiertos, a la vez que la consistencia de nuestro pensamiento apunta con necesidad lógica a la existencia trascendente.
En la búsqueda de conocimiento acerca de las últimas causas del mundo nos volvemos hacia la metafísica y su particular lenguaje, que excede al lenguaje empírico-matemático, y que se nos hace comprensible en el contexto de una tradición y una comunidad. El hecho de que esta búsqueda continúe, muestra la existencia de una cierta consistencia sublime, desinteresada y universal en la mente humana.


¿Se puede demostrar que Dios no existe?

Cualquier demostración se basa en deducir una conclusión de ciertas premisas. Si yo quiero convencer a alguien de algo, me baso en ciertas premisas que tengo por válidas, y que mi interlocutor también tiene por válidas, y deduzco a partir de ellas lo que quiero demostrar.
Históricamente se han escrito demostraciones de la existencia y de la no existencia de Dios. Las demostraciones de la existencia de Dios utilizan un lenguaje y unas premisas de tipo filosófico. El problema de su validez no estriba en que la argumentación no esté bien construida. El problema está en aceptar la validez de las premisas.
Algo semejante ocurre con las demostraciones de la no existencia de Dios. En las premisas hay afirmaciónes ya de tipo agnóstico o ateo acerca de la existencia de los seres de la realidad. Una de estas afirmaciones podría ser por ejemplo que solo admito el conocimiento que pueda expresar mediante un lenguaje físico en una teoría física.


¿La creación espontánea descarta al creador?

Depende qué entendamos por espontánea. Probablemente espontánea significa sin causa. ¿A qué tipo de causa nos estamos refiriendo?
Si mediante el término creación espontánea negamos que exista una causa del origen del universo que podamos expresar mediante una teoría física, entonces la creación espontánea descartaría al creador sólo si afirmamos también a la vez que sólo podemos expresar una causa del origen del universo mediante una teoría física (y esta afirmación es de tipo filosófico y excede a la física).
De nuevo en nuestra argumentación volvemos a discutir las premisas. Una premisa creyente nos lleva a conclusiones creyentes. Una premisa no creyente nos lleva a conclusiones no creyentes.


¿Se puede mantener científicamente la idea de un Dios creador?

El uso del lenguaje matemático por parte de la Física moderna, a partir del siglo XVII y figuras como Galileo, Newton y Leibniz, para explicar observaciones tiene el efecto unificar el lenguaje con el que nos referimos a los diversos tipos de causas. La capacidad de describir matemáticamente las relaciones causa-efecto está precisamente en el corazón de la ciencia moderna.
La ciencia es competente en el conocimiento de las componentes empíricas del universo y la religión en la búsqueda de valores éticos y del significado espiritual de nuestras vidas. Sin embargo, para alcanzar la sabiduría de una vida plena hace falta mucha atención a ambos dominios. Un gran libro nos dice que la verdad puede hacernos libres y que viviremos en armonía con nuestros prójimos cuando aprendamos a actuar justamente, a amar con misericordia y a caminar humildemente.... La ciencia abarca el universo empírico: aquellos elementos que constituyen la realidad (hechos) y por qué las cosas funcionan de la manera que lo hacen (teorías). La religión abarca las cuestiones de significado moral y los valores.Según esta propuesta la ciencia y la religión no pueden separarse. Su relación es complementaria, pero no es una relación simétrica. Podemos decir que según esta relación el conocimiento religioso necesita de la ciencia, mientras que la ciencia se puede hacer sin religión. Esta asimetría es un plus para la ciencia, ya que en ella se considera que la ciencia es autónoma, pero también es un plus para la religión porque le atribuye a la religión una visión más integral del mundo y de la vida.

Rd

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