Tuesday, September 28, 2010

Luces y sombras de la ‘era Lula’


Brasil se dispone a elegir al sucesor de quien ya es el presidente mejor valorado de su historia
(Graziela Cruz- Brasil) Una encuesta a nivel nacional, realizada durante la segunda semana de septiembre, muestra que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva continúa gozando de una alta aprobación, récord en la historia de Brasil: el 78,4% cree que su Gobierno es bueno o excelente, el 15,9% piensa que es regular y el 3,9% lo considera malo o pésimo. Entre las áreas mejor valoradas, figuran la lucha contra el hambre y la pobreza, contra el desempleo y contra la inflación y la tasa de interés, así como su apuesta por la educación y el medio ambiente. La salud, la seguridad pública y los impuestos son los aspectos que, por el contrario, reciben mayores críticas.
Lula llega al final de su segundo mandato, ocho años después de asumir el cargo, en la cima de su popularidad y, muy probablemente, propiciando el triunfo de su sucesora en las elecciones del 3 de octubre. La ex ministra Dilma Roussef, del Partido de los Trabajadores (PT), encabeza todas las encuestas, por delante de sus principales oponentes.
El Gobierno de Lula, que siguió la política económica de su antecesor, Fernando Henrique Cardoso, se ha caracterizado por la baja inflación, una caída del desempleo y constantes récords en la balanza comercial. El mandatario ha promovido las exportaciones, la diversificación de las inversiones, impulsando el microcrédito, y una mayor atención a la agricultura familiar.
Uno de los mayores logros de Lula ha sido, precisamente, la reducción de la pobreza. Más de 32 millones de brasileños dejaron la franja de la pobreza y se unieron a la clase media. A nivel internacional, Lula ha conquistado el liderazgo entre los países emergentes, con su especial énfasis en temas sociales como la lucha contra el hambre y la pobreza.

Inseguridad y sanidad pública, objeto de críticas

Pero no todo son elogios. La salud pública, la seguridad y las infraestructuras (carreteras, aeropuertos, puertos…) son objeto de muchas críticas. La violencia está aumentando en los centros urbanos y faltan médicos y hospitales públicos para atender a todos los que lo necesitan.
La Iglesia católica, concretamente, centra su malestar en tres aspectos: la reforma agraria, la corrupción en el Ejecutivo y el III Plan Nacional de Derechos Humanos.
Vida Nueva

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