Friday, August 17, 2012

Vivir en segunda persona: Vivir en clave de Tú


«Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres» (Ct 4, 1)

Tal vez es inevitable una dosis de subjetivismo, y un cierto énfasis en el yo, pues mi conciencia es mi filtro. Sin embargo a veces habría que hacer el ejercicio de intentar ponerme en la piel del otro, especialmente del otro cercano, que es el que llena mi horizonte vital. A veces habría que hacer el esfuerzo por pensar en tú, tratando de descifrar cómo eres, qué sientes, si sufres y por qué, de dónde viene esa sonrisa fascinante, esas ojeras o esa mirada compungida. A veces tendría que tratar de imaginar cómo es estar en el pellejo del otro. De ese otro a quien no entiendo, o a quien critico, a quien no puedo ver por ser de tal o cual manera. De ese otro, ese vosotros, que llenan todas las vidas, pues triste vida la de quien vive sólo una vida en clave de yo.
Pienso durante un breve momento en los nombres más cercanos de mi vida, y, si tengo ocasión, dedico un rato a tratar de imaginar/descifrar sus cansancios, sus miedos, sus ilusiones, sus alegrías, sus esperanzas... 
Y durante esta semana trataré de pensar en ellos, y rezar por ellos





Destino alegre

Nos han abandonado en medio del camino.
Entre la luz íbamos ciegos.
Somos aves de paso, nubes altas de estío,
vagabundos eternos.
Mala gente que pasa cantando por los campos.
Aunque el camino es áspero y son duros los tiempos,
cantamos con el alma. Y no hay un hombre solo
que comprenda la viva razón del canto nuestro.

Vivimos y morimos muertes y vidas de otros.
Sobre nuestras espaldas pesan mucho los muertos.
Su hondo grito nos pide que muramos un poco,
como murieron todos ellos,
que vivamos deprisa, quemando locamente
la vida que ellos no vivieron.
Ríos furiosos, ríos turbios, ríos veloces.
(Pero nadie nos mide lo hondo, sino lo estrecho.)
Mordemos las orillas, derribamos los puentes.
Dicen que vamos ciegos.

Pero vivimos. Llevan nuestras aguas la esencia
de las muertes y vidas de vivos y de muertos.
Ya veis si es bien alegre saber a ciencia cierta
que hemos nacido para eso.

José Hierro


pastoralsj

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