Thursday, November 03, 2011

Los diez mandamientos para combatir la pedofilia

Monseñor Scicluna, del “ministerio público” del Vaticano, insiste sobre la estrategia de la Santa Sede. La orden: estar alertas, prevenir y mejorar las competencias

FABRIZIO MASTROFINI
ROMA

«Estar alertas», «prevenir» y mejorar las competencias (“empowerment”) son las tres nuevas palabras clave contra los abusos de menores. Los obispos de los Estados Unidos lo saben desde hace tiempo; ahora lo sabe también la Iglesia universal.

La estrategia en diez mandamientos que la Santa Sede está poniendo en marcha la explicó este jueves monseñor Charles Scicluna, de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Mons. Scicluna se encarga de la promoción de la justicia, es decir del tribunal vaticano que se ocupa, entre otras cosas, de los casos relacionados con los sacerdotes que abusan de menores. Desde que la competencia de estos delitos pasó a la Santa Sede, el papel de mons. Scicluna se ha vuelto importantísimo. Por ello, tuvo tant aconsideración su discurso sobre lo que la Iglesia «puede hacer» en el Forum Internacional “The World’s Children and the Abuse of Their Rights” (organizado por Telefono Azzurro con el patrocinio de la Presidencia de la República Italiana).

Y estos son los diez puntos. En primer lugar, el cuidado y el respeto de la inocencia del niño. En segundo, «los abusos contra niños son una herida trágica» y, si los lleva a cabo un sacerdote, se trata de un daño «indescribiblemente repugnante».

Tercero: “empowerment”, es decir poner en acto todos los esfuerzos para que los abusos no se verifiquen y para mejorar la consciencia de los niños y de las familias sobre esta trágica realidad. «El primer paso es la educación –dice mons. Scicluna– para lograr a protegerse de las intrusiones ajenas». Después, hay que saber «verbalizar y revelar» los abusos. Y, si los lleva a cabo un sacerdote, hay que definirlos, no solo como delitos violentos, sino como «abusos de poder» y hay que condenarlos sin peros que valgan.

Cuarto: mejorar la formación de los seminaristas. Quinto: establecer códigos de conducta para intervenir eficaz y rápidamente. Sexto: cooperar con la policía y con las autoridades, porque se trata de delitos perseguidos por las leyes penales.

Séptimo: cuidar de las víctimas y de los autores para evitar peores daños, «porque sabemos que el abuso genera nuevos abusos de generación en generación». Octavo: excluir a los autores de los abusos de cualquier papel en la comunidad eclesial. Noveno: «tenemos mucho que aprender de la psicología, de la sociología, de las ciencias forenses». Por ello hay que profundizar los estudios científicos y, al mismo tiempo, entender cómo responder cada vez mejor y con mayor velocidad. Décimo: empeño y responsabilidad, porque vigilar y empeñarse son tareas de todos.

Los diez mandamientos de mons. Scicluna cobran fuerza gracias a las citas que usa de los últimos textos de Benedicto XVI. Ofrecen, además, indicaciones en vista del encuentro que se desarrollará en Roma (en febrero de 2012) en la Universidad Gregoriana sobre los abusos y las respuestas que hay que dar, comparando las experiencias de los delegados de las conferencias episcopales y de muchos expertos.

En el mundo anglosajón, pero también en otras realidades, existen diferentes centros que se ocupan de los tratamientos para sacerdotes y monjas con problemas psicológicos (no solo autores de crímenes sexuales, estos son una minoría). ¿Ha llegado la hora de compartir las experiencias? El congreso responderá a todas estas preguntas y a otras más.


Vatican Insider

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