Lo indicó, para frenar las polémicas al respecto, el nuncio apostólico en el país, Christophe Pierre
GIACOMO GALEAZZICIUDAD DEL VATICANO
«La visita papal no tiene tintes electorales». Lo indicó, para detener las polémicas al respecto, el nuncio apostólico en el país, Christophe Pierre: «La visita de Benedicto XVI es eminentemente religiosa y priva de cualquier connotación electoral». Por lo demás, el mismo Benedicto XVI lo recordó durante la audiencia del 10 de febrero con los miembros de la Fundación Juan Pablo II para el Sahel, que dirige el cardenal Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo “Cor Unum”. La tarea de la Iglesia no es la «transformación del orden político ni el cambio del tejido social, sino el anuncio de Cristo». Por ello, «la caridad debe animar todas nuestras acciones. No se trata de pretender un “mundo a medida”, sino de amarlo [...] La Iglesia no tiene como vocación principal la transformación del orden político o el cambio del tejido social. Quiere llevar la luz de Cristo. Es Él el que transformará todo y a todos. Es a causa de Cristo que el aporte cristiano es tan particular». La orden de los cristianos, subraya Benedicto XVI, es «atestiguar que Cristo está vivo y que su amor va más allá de cualquier religión, raza y cultura y es importante también por esto». Mientras tanto, México y Cuba son un hervidero de preparativos para el viaje apostólico de Benedicto XVI (del 23 al 28 de marzo).
«Una doble visita para volver a dar vigor a la misión de la Iglesia en América Latina», subrayó ante los micrófonos de la Radio Vaticana el profesor Guzmán Carriquiry, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina: «Es muy significativo, simbólico, que el corazón de la visita del Santo Padre en México sea la Misa que presidirá el 24 de marzo en el parque llamado del Bicentenario de la Independencia de los países latinoamericanos». Después de la Misa habrá «un encuentro con todos los obispos mexicanos, representantes de todo el episcopado latinoamericano». Esto ofrecerá al Papa «la preciosa ocasión de dirigirse explícitamente a todos los pueblos de América Latina, a toda la Iglesia de América Latina». Una región que «en la última década ha vivido un proceso de fuertísimo crecimiento económico sin sufrir los efectos de la crisis de los países del “primer mundo”, que ve disminuir las presentes situaciones de pobreza». América Latina, indica Carriquiry, «emerge con protagonismo justamente en el concierto mundial» y que está «comprometida en un proceso de integración y desarrollo, pero que debe afrontar desafíos muy graves: la defensa de una cultura de la vida, la defensa y la promoción de la verdad y de la belleza del matrimonio y de la familia, la superación de las deficiencias educativas y de la getión de las instituciones públicas, la lucha para una mayor igualdad social». La misión de la Iglesia en América Latina es «fundamental para regenerar, reforzar entre los latinoamericanos consciencias muy fuertes, muy profundas de filiación y de hermandad en la vida de nuestros pueblos». Benedicto XVI será el portador «de un mensaje de paz y de reconciliación, de justicia, de esperanza en un país afectado por violencia inaudita, con franjas de pobreza arraigadas y duras polarizaciones políticas e ideológicas». El Papa «tendrá presente también que México es una encrucijada estratégica que mira hacia el norte (hacia los Estados Unidos y Canadá), mediante los flujos comerciales y económicos, las migraciones, y mira hacia el sur (hacia Centro y Sudamérica), a los pueblos a los que está unido por un sustrato histórico, cultural y religioso. Lo que sucederá en el futuro de México tendrá una repercusión fundamental para todo el continente americano».
Y la visita de Cuba nace bajo el signo de María. En una América Latina en la que se ve avanzar constantemente la influencia de las sectas, puede ser el culto popular mariano el que detone la nueva evangelización en las zonas en las que la Iglesia está menos presente y más secularizada. Pero alrededor de la esperadísima visita del Pontífice no solo se concentran discusiones poíticas. Los grupos de narcotraficantes que operan en las zonas centrales del país, a donde irá Benedicto XVI a fines de marzo, anunciaron una especie de tregua en ocasión de la visita del Pontífice. Uno de los cárteles de la droga que operan en la región ha incluso amenazado a los que no respeten la tregua. Según los medios de comunicación locales, esta sería la respuesta de algunos de los grupos criminales que están devastando la vida del país a las peticiones de algunos obispos, para que la visita del Papa se desarrolle en un clima de paz.
Vatican Insider
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