Supongo que hay una ambición que no es muy sana. Acumular prestigio, riquezas, poder, triunfo, seguridad… Si esa es la única meta puede terminar encerrándonos en una jaula de oro. Pero cabe otra ambición profunda. Aspirar al amor. A la fe. A la justicia. A Dios. Aspirar a una vida llena –que se llena al vaciarse de humo- Y no limitarse a estar sentado, esperando que algo pase. Buscar. Sin decirse “algún día”. Buscar respuestas. Buscar mejores preguntas. Buscar algo que dé sentido a cada día. Buscar versos que reflejen la verdad que perseguimos. Buscar a Dios ¡Es la hora!
¿Qué busco yo en mi vida? ¿Qué hay de búsqueda en mis días? Y a Dios, ¿cómo le busco? ¿Y dónde le encuentro? |
pastoralsj
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