La televisión argentina, en el canal Encuentro, va a emitir un programa con cuatro capítulos dedicados a los métodos científicos que les permitieron a las Abuelas de la Plaza de Mayo determinar la identidad de sus nietos recuperados. No se trata de encontrar a los niños sino de seguir los procedimientos que permitieron determinar la identidad de los encontrados. Victoria Ginsberg nos cuenta el desarrollo del film.
El primer plano se abre y se ve la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada). Luego una serie de fotos, de películas caseras en super ocho, bicicletas, la playa, Mar del Plata, un cochecito, un tren, un lago, Palermo, hamacas. Es decir lainfancia de unos niños que crecieron entre fines de la década del ’70 y principios de los ’80. Y después, la ESMA, dónde, como en Campo de Mayo y otros centros clandestinos, funcionó una maternidad. Allí nacieron niños que se criaron entre aquellasimágenes típicas de chicos de clase media, que fueron a la escuela, se fueron de vacaciones y tuvieron amigos, sólo que su vida se basaba en una mentira esencial y transcurría mientras su familiares biológicos intentaban encontrarlos.
“¿Por dónde empezar la búsqueda? ¿Cómo demostrarlo ante la Justicia?”, se pregunta el programa producido por La Lechuza, reproduciendo los interrogantes que las mujeres que se nuclearon en Abuelas de Plaza de Mayo se hacían en sus primeros años juntas, todavía durante la dictadura.
A través de testimonios de los protagonistas (las Abuelas Estela Carlotto, Chicha Mariani, y Elsa Pavón; el secretario de Abuelas, Abel Madariaga; los nietos Paula Logares, Francisco Madariaga, Horacio Pietragalla, el genetista Víctor Penchaszadeh y el biólogo Alberto Kornblihtt, entre otros) y la narración de Sbaraglia, se consiguió el 99,99 por ciento. La Ciencia de las Abuelas da cuenta de uno de los problemas con el que se toparon las Abuelas en sus inicios. Buscaban a sus nietos, los hijos de sus hijos desaparecidos, recibían denuncias que aseguraban que un represor podía tener un niño apropiado, se disfrazaban y se ocultaban para seguirlos, pero ¿cómo demostrar que el niño era realmente el buscado?
El tiempo pasaba y los chicos crecían, las fotos de los bebés comenzaban a desdibujarse. Además, algunos niños habían nacido en cautiverio y los parecidos físicos no alcanzaban para pruebas judiciales. Las Abuelas no sólo querían un método que permitiera que la Justicia estableciera quiénes eran los niños, ellas necesitaban estar seguras de la identidad biológica, de la verdad. “Porque ¿y si nos daban un chico que no era?”, cuestiona Mariani. “Nosotros no queríamos cualquier nieto, queríamos a los nuestros”, dice Carlotto.
En busca de un método que permitiera establecer científicamente la identidad de los niños apropiados, las Abuelas recorrieron el mundo. Muchos especialistas decían que, al faltar los padres, una muestra de sangre no servía. Hasta que apareció Marie Claire King, que dijo que sí. De esta forma, se llegó al “índice de abuelidad”, un aporte de las Abuelas a la ciencia, la fórmula que podía dar cuenta de la pertenencia de una persona a un grupo familiar, aún sin el material genético de sus padres. Método que luego se fue perfeccionando con la utilización del ADN.
“El aporte del programa, que me parece muy valioso, es mostrar una mirada sobre las Abuelas que se conoce poco; la cuestión científica sirve también para entender que losmecanismos de búsqueda y encuentro son sofisticados. Es interesante porque algunos creen que es un tema cerrado, pero desgraciadamente no lo es. Se siguen investigando y descubriendo cosas sobre lo que pasó durante la dictadura, la red de complicidades que hubo, incluso desde los civiles, los jueces, además de los chicos que se siguen buscando”, comenta Sbaraglia a Página/12. La Ciencia de las Abuelas entró por primera vez al sitio donde funcionó el más grande centro clandestino de detención de la Armada. “Es una sensación muy fuerte. Estando allí no puedes dejar de pensar en la historia y a la vez, las calles, los árboles son como una gran escenografía.”
La Ciencia de las Abuelas cuenta también el perfeccionamiento del método científico para establecer la identidad de los niños, la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos y la relación con el Equipo Argentino de Antropología Forense. Además de las Abuelas y los científicos, también los jóvenes que fueron apropiados tienen la palabra. “Con los nietos recuperados –dice Sbaraglia– uno ve el mismo proceso que hubo en uno mismo, en las personas que crecimos en esa época, en la sociedad en general. El nivel de ocultamiento y violencia que los nietos recibieron, de alguna manera, también lo sufrimos todos los que crecimos en esos años. Esa violencia e información es la que hay que seguir des-procesando, también en nosotros y en toda la sociedad.Aún hay muchos chicos por encontrar, por eso es inmoral pretender que éste sea un tema cerrado.”
Isabel Gómez Acebo
Cajón de ilusiones
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