Con el tema "Coyuntura y relevancia eclesial global y del continente”, la especialista en ciencia política peruana Cecilia Tovar presentó este martes 27 de octubre, en el segundo día del II Congreso Continental de Teología de Amerindia, los desafíos y oportunidades de la Iglesia después del Concilio Vaticano II. La filósofa afirma que el momento actual es de transición de un Cristianismo europeo a un Cristianismo universal, y enfatiza las reformas y cuestionamientos propuestos por el Papa Francisco, que han suscitado una fuerte oposición dentro de la curia.
Cecilia es también investigadora, miembro del Instituto Bartolomé de las Casas (asociación fundada por el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez y por un grupo de católicos), además de ser autora de artículos y libros, como "Ser Iglesia en tiempos de violencia” y "Una Iglesia en defensa de la vida: Perú 1980-2000”.
En su conferencia, la investigadora explicó que hay tres grandes períodos en la historia de la Iglesia, y destacó el tercer período, iniciado con el Concilio Vaticano II (1962-1965), que promovió el comienzo de una Iglesia "realmente universal”. Sin embargo, para ella, el período conciliar no "cayó del cielo”, sino que fue precedido de una "efervescencia” de teólogos, muchas veces condenados, a los que se les prohibió enseñar, pero considerados especialistas por el Concilio. "Fue una larga preparación y una lucha para abrir las ventanas de la Iglesia”, reflexionó.
Cecilia cita como actores de ese período conciliar a personalidades que tuvieron, de alguna manera, un papel importante en la Iglesia. Entre ellas están los Papas Juan XXIII, Juan Pablo VI, Benedicto XVI y Francisco. Recuerda también a los obispos renovadores del grupo del Pacto de las Catacumbas, mencionando también el ala conservadora de obispos que existía en aquella época.
Cecilia Tovar explica que la Iglesia vive un momento de transición, de un Cristianismo europeo a un Cristianismo universal. Corrientes eclesiales |
Según la filósofa, las corrientes eclesiales, provenientes de la teoría de los movimientos sociales, son fuerzas dinámicas que buscan influir en las decisiones de la doctrina de la Iglesia y se caracterizan por presentar tres dimensiones. Para ser considerada como corriente es necesario que ella posea una esfera teológica (salvación del reino de Dios, tradición del ser humano y de la historia), eclesial (dimensión organizativa, concepción de Iglesia y función de sus miembros) y pastoral (relación con el pueblo, canales convocatorios y maneras de actuar en el mundo). Cecilia explica que estas corrientes coexisten dentro de la Iglesia y buscan legitimidad.
En el período conciliar, la investigadora señala la existencia de tres corrientes:
1)Renovadora: formada por la mayoría del Concilio, por los episcopados y los grandes teólogos, en general europeos. Esta corriente dominó la primera fase pos-conciliar, impulsó cambios, la liturgia y la actitud de diálogo con el mundo; una apertura a la modernidad, promoviendo la separación de la Iglesia y el Estado; el papel adulto de los laicos, el ecumenismo y una actitud más abierta hacia la sexualidad.
2)Conservadora o tradicionalista: fue minoritaria en el Concilio, pero después esta corriente se reorganizó y se fortaleció, convirtiéndose en neoconservadora. Cecilia explica que esta corriente, caracterizada por una ofensiva contra la Teología "latinoamericana progresista”, lideró durante unos 20 años la fase del "inverno eclesial”, creando movimientos como los "Kikos” (Camino Neocatecumenal, fundado por Kiko Argüello) y los "Legionarios”. De acuerdo con la teóloga, los neoconservadores aceptan los valores de la tecnociencia, pero no aprueban los valores de las libertades modernas, como la igualdad de derechos y de géneros y tampoco los diálogos con la ciencia. Su teología busca el apoyo del poder político y rechaza el ecumenismo. El pueblo cristiano es tratado por ellos como un menor bajo tutela, que necesita encuadrarse en las estructuras. En América Latina, los neoconservadores retomaron el control mediante una figura emblemática, Alfonso Trujillo, de Colombia, sacerdote que emprendió una dura persecución a la Teología de la Liberación.
3)Iglesia de los Pobres: la tercera corriente se inició con Juan XXIII, que ya defendía, antes incluso del Concilio, una Iglesia de los pobres. Cecilia destaca que después del Vaticano II América Latina comenzó a reflexionar sobre este tema en una época en que se iniciaron también las persecuciones. Como consecuencia, surgió un gran número de mártires a manos de quienes defendían el orden en el mundo occidental cristiano. "Hay mártires a manos de cristianos”. Mártires éstos que comienzan a ser reconocidos por Francisco, lo que ha significado una gran conquista. La investigadora indica que de esa tercera corriente emerge el Papa Francisco, abriéndose entonces una nueva fase en la Iglesia. "La elección de Francisco fue una coyuntura muy importante”. Este nuevo ciclo se caracteriza por la recuperación de las fuerzas de corrientes renovadoras, por la corriente de la Iglesia de los Pobres y por el reinicio de las reformas conciliares.
El papado de Francisco marca un nuevo ciclo en la Iglesia, recuperando las corrientes renovadoras y la Iglesia de los Pobres. Coyuntura papal Una serie de factores influyó en la elección papal. Cecilia menciona: la renuncia de Benedicto XVI, a la que considera "un gesto profético e inédito, desmitificador del papado”; la crisis eclesial a partir de los abusos sexuales y de los escándalos financieros, que son temas persistentes; el propio deseo de cambio manifestado por los cardenales, con vistas a la reforma de la curia para recuperar la imagen de la Iglesia; la existencia de una Iglesia latinoamericana "adulta”, que presenta una pastoral, una Teología, sus mártires y profetas. |
Según Cecilia, al percibir esa crisis, Francisco se propuso un
cambio contundente, convirtiéndose en un "actor mundial
importantísimo”. Para ella, los gestos del Papa sólo vinieron
a corroborar una nueva forma de ser y de hacer Iglesia:
presentarse como obispo de Roma y no como Papa; tener
actitudes modestas en los viajes; dar acceso a las informaciones.
"Es un Papa que da entrevistas” y propaga la idea de la
misericordia, de un Dios no punitivo sino misericordioso.
cambio contundente, convirtiéndose en un "actor mundial
importantísimo”. Para ella, los gestos del Papa sólo vinieron
a corroborar una nueva forma de ser y de hacer Iglesia:
presentarse como obispo de Roma y no como Papa; tener
actitudes modestas en los viajes; dar acceso a las informaciones.
"Es un Papa que da entrevistas” y propaga la idea de la
misericordia, de un Dios no punitivo sino misericordioso.
La filósofa señala también otros gestos importantes de Francisco,
como el reinicio de los temas centrales del Vaticano II, los
colegiados, los sínodos. Según Cecilia, el Papa entiende la
realidad y se acerca a ese contexto cuando aborda las
"señales de los tiempos”: la "economía que mata”, el medio
ambiente, la migración (recomendando que todas las parroquias
acojan a esas familias), las guerras y el papel de los laicos.
como el reinicio de los temas centrales del Vaticano II, los
colegiados, los sínodos. Según Cecilia, el Papa entiende la
realidad y se acerca a ese contexto cuando aborda las
"señales de los tiempos”: la "economía que mata”, el medio
ambiente, la migración (recomendando que todas las parroquias
acojan a esas familias), las guerras y el papel de los laicos.
Cecilia señala como desafío actual de la Iglesia el retorno a lo esencial,
a un mensaje cristiano que tenga sentido para el mundo de hoy y
recupere la credibilidad de la Iglesia, inmersa en escándalos,
ejerciendo otra manera de ser cristiano.
a un mensaje cristiano que tenga sentido para el mundo de hoy y
recupere la credibilidad de la Iglesia, inmersa en escándalos,
ejerciendo otra manera de ser cristiano.
"Ahora estamos en esa transición”, analiza la teóloga, que señala
como otro desafío el ser Iglesia de los pobres y para los pobres.
"La cuestión es cómo podemos contribuir en este momento, y cuál
es nuestro papel ante esta oportunidad histórica. No podemos
permanecer pasivos”, puntualiza
como otro desafío el ser Iglesia de los pobres y para los pobres.
"La cuestión es cómo podemos contribuir en este momento, y cuál
es nuestro papel ante esta oportunidad histórica. No podemos
permanecer pasivos”, puntualiza
Cristina Fontenele
ADITAL
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