Monday, October 26, 2015

Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas, ¿ahora somos todos indígenas? por Luis Miguel Modina


Brasil se ha convertido en palco de grandes eventos deportivos en los últimos años. A la celebración de la Copa del Mundo de Futbol en 2014 y la Olimpiada de Rio, para cuya inauguración falta menos de un año, se une la celebración de los Primeros Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas, que desde este viernes, 23 de octubre, hasta el último día del mes en curso van a tener lugar en Palmas, capital del estado de Tocantins.
La participación es de unos 2000 atletas de 20 países diferentes, muchos menos de los previstos inicialmente, después del boicot que muchos indígenas y diversas organizaciones que los apoyan han llevado a cabo, en consecuencia de la política indígena de muchos gobiernos, principalmente el brasileño.
Nadie puede negar la importancia del evento y así es reconocido por muchos de los participantes y por aquellos que asistían a la ceremonia en que fue encendido el fuego sagrado, 24 horas antes de la abertura oficial, en la que indígenas maorís, originarios de Nueva Zelanda, y los xavante brasileños cara a cara, realizaron un emocionante ritual de confraternización.
El lema de estos juegos es “Ahora somos todos indígenas” y muchos indígenas y las organizaciones que los apoyan, entre ellas el CIMI (Consejo Indigenista Misionero, por sus siglas en portugués), se preguntan el por qué de ese lema, cuando en los últimos días los acontecimientos muestran actitudes contrarias por parte del gobierno y buena parte de la sociedad brasileña contra los pueblos indígenas.
Esta misma semana fue denunciado en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que forma parte de la Organización de Estados Americanos (OEA), lascontinuas violaciones de derechos a los que están siendo sometidos los pueblos indígenas en diferentes regiones de Brasil, sobre todo en Mato Grosso do Sul, frontera con Paraguay, estado en el que se ha abierto una Comisión Parlamentaria de Investigación sobre el genocidio contra los guaraní-kaiowa, término con el que la propia ONU ha calificado esta situación.
Los momentos previos a la ceremonia inaugural han sido acompañados de protestas en algunos puntos de la ciudad sede, siendo exhibidas pancartas que exigen el fin del genocidio contra los indígenas y la garantía de los derechos constitucionales, amenazados por Propuestas de Enmienda Constitucional, especialmente la PEC 215, que pretenden acabar con los logros garantizados en la Constitución brasileña de 1988. También se exigía que la presidenta Dilma Rousseff destituya a Katia Abreu, ministra de agricultura y aliada de los grandes terratenientes, principales enemigos de los pueblos originarios brasileños. En ese sentido, algunos indígenas presentes en el local no tienen reparos en decir que la presencia de la ministra de agricultura en el evento es reírse de ellos.
En el transcurso de una colorida ceremonia, uno de los indígenas que estaban presentes en el palco de autoridades solicitó el micrófono, sin que estuviese previsto en el programa de intervenciones, e hizo varios pedidos a la presidenta de Brasil, allí presente y que no realizó ningún discurso. Reclamó respeto para los pueblos tradicionales y la demarcación de las tierras indígenas, incidiendo en el fin de la PEC 215, de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) y de la masacre contra los guaraní-kaiowa, contraponiendo así la imagen de “falsa felicidad” de los pueblos indígenas que el gobierno brasileño ha querido mostrar a lo largo de la ceremonia.
Al final, ¿quién gana y quién pierde con estos juegos? Eso se preguntan desde el CIMI, que denuncia la inversión de altos recursos en estos juegos, en cuanto falta dinero para desarrollar políticas públicas con los pueblos indígenas. Así mismo, el Consejo Indigenista Misionero denuncia la coacción a la que se han visto sometidos diferentes medios periodísticos y los propios indígenas, a quienes se les ha prohibido dar entrevistas.
Es una vez más la voz profética del CIMI, que junto con otras organizaciones pretenden mostrar que la imagen que el gobierno brasileño quiere transmitir, como se ha empeñado a la largo de los últimos días en su canal institucional NBR con diversos reportajes y entrevistas, no responde a la realidad.

Luis Miguel Modina
Misionero en Brasil
RD

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