El Secretario de Estado vaticano intervino en la clausura del congreso internacional en la Universidad gregoriana por los 50 años de la declaración «Nostra aetate», e indicó que es urgente educar a la paz, no al fatalismo de las guerras
REDACCIÓNROMA
Papa Francisco promulgará una exhortación apostólica sobre la familia con base en las conclusiones del Sínodo de los Obispos. Lo dijo a la agencia Ansa el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado vaticano, que participó esta tarde en la clausura del Congreso Internacional que se llevó a cabo en la Universidad Gregoriana a 50 años de la declaración «Nostra aetate». Sobre los tiempos de publicación de la exhortación post-sinodal, el purpurado indicó: «Esto no lo sé, pero, como sea, no creo que se tarde muchísimo. De cualquier manera, el hierro se labora mientras está caliente».
Respondiendo a una pregunta de los periodistas, el cardenal indicó que el documento del Papa «será del tipo de la exhortación apostólica», dentro de la tradición del Sínodo. Además, recordó, «como se lee al final de la relación conclusiva, los padres sinodales ofrecen material al Papa, pidiendo un documento, si lo considera oportuno».
Con respecto al viaje que Francisco hará a África, con una etapa en la República Centroafricana, a finales de noviembre, Parolin declaró: «No creo que tenga miedo; si tuviera, no iría. Por el contrario, el Papa va por todas partes». Justamente él, indicó, quiso la etapa «en la situación de conflicto de la República Centroafricana», para animar la paz y por ello «está listo para afrontar incluso eventuales riesgos». «La preocupación existe -explicó el Secretario de Estado vaticano-, pero me imagino que si el Papa va, existen también las condiciones para que pueda ir. Entonces, estos fenómenos están bajo control, por lo menos en ocasión de la visita del Papa. El hecho de que el viaje se haga significa que existen las condiciones mínimas para que vaya y para que pueda quedarse el tiempo necesario para cumplir el programa».
Durante su intervención en el Congreso, el cardenal Secretario de Estado indicó que «la Iglesia siempre ha enseñado, enseña todavía hoy y no se cansa de repetir: ¡la paz es posible, la paz es un deber!».
«Un deber, pues, se impone a todos los amantes de la paz -subrayó- y es el de educar a las nuevas generaciones a estos ideales, para preparar una era mejor para toda la humanidad. La educación a la paz es hoy más urgente que nunca, porque los hombres, frente a las tragedias que continúan afligiendo a la humanidad, están tentados de ceder al fanatismo, como si la paz fuera un ideal inalcanzable».
«En un momento de fuerte preocupación por la multiplicación de tensiones y conflictos en diferentes áreas del mundo -añadió Parolin-, es urgente promover una reflexión profunda y articulada sobre el tema de la educación a la paz».
El cardenal Secretario de Estado, retomando lo que dijo Juan Pablo II en el mensaje para la Jornada de la Paz de 1979, resaltó la importancia del lenguaje en este proceso. «Para construir la paz -explicó-, el lenguaje, hecho para expresar pensamientos del corazón y para unir, debe abandonar los esquemas prefabricados. Es necesario actuar sobre el lenguaje para actuar sobre el corazón y cancelar las insidias del lenguaje mismo».
Expresando todo en términos de relaciones de fuerza, explicó Carolin, «de luchas de grupos y de clases, de amigos y enemigos, se crea el terreno propicio para las barreras sociales, para el desprecio, incluso para el odio y el terrorismo y para su apología velada o abierta. Por el contrario, de un corazón dedicado a la paz derivan la preocupación de escuchar y de comprender, el respeto del otro, la dulzura que es fuerza verdadera, la confianza. Tal lenguaje conduce por la vía de la objetividad, de la verdad y de la paz».
El Papa, observó Carolin, «subrayaba la tarea educativa de los medios de comunicación social y el tono expresivo utilizado en los intercambios y en los debates políticos, nacionales e internacionales, concluyendo con un llamado a los responsables de las Naciones Unidas y de las Organizaciones Internacionales: ‘Sepan encontrar un lenguaje nuevo, un lenguaje de paz: este abrirá por sí solo un nuevo espacio a la paz’».
Y, recordando las Jornadas Interreligiosas de Asís que se llevaron a cabo por primera vez en 1986, por voluntad de Papa Wojtyla, el Secretario de Estado vaticano afirmó: «Esperamos que otras iniciativas con los responsables de las diferentes tradiciones religiosas mundiales den nuevos frutos de paz durante el inminente Año jubilar de la Misericordia».
Parolin también reflexionó sobre el tema de las libertades individuales. Garantizarlas, indicó, «es indispensable», pero «es absurdo pensar hacerlo con la guerra».
«Cuando un ciudadano está indefenso ante el Estado, esa tensión interna es ya una situación de guerra», subrayó. No por nada la «Pacem in terris» de Juan XXIII «parte de la afirmaciónn de las libertades individuales. Garantizar estas libertades es indispensable, pero es absurdo pensar hacerlo con la guerra».
Según el purpurado, «debemos tener la valentía profética de ir finalmente más allá del ‘Si vis pacem, para bellum’. Ya no es suficiente que las Naciones no se agredan las unas a las otras, sino que es urgente comprender que la paz tiene que ver con la condición en la que vive cada individuo dentro del propio Estado».
«La vía maestra -añadió Parolin- es la educación a la paz, empezando por la promoción en los textos escolásticos y académicos del conocimiento y el valor del respeto de los derechos humanos, de la cooperación internacional y de la educación a la paz».
«Un deber, pues, se impone a todos los amantes de la paz -subrayó- y es el de educar a las nuevas generaciones a estos ideales, para preparar una era mejor para toda la humanidad. La educación a la paz es hoy más urgente que nunca, porque los hombres, frente a las tragedias que continúan afligiendo a la humanidad, están tentados de ceder al fanatismo, como si la paz fuera un ideal inalcanzable».
«En un momento de fuerte preocupación por la multiplicación de tensiones y conflictos en diferentes áreas del mundo -añadió Parolin-, es urgente promover una reflexión profunda y articulada sobre el tema de la educación a la paz».
El cardenal Secretario de Estado, retomando lo que dijo Juan Pablo II en el mensaje para la Jornada de la Paz de 1979, resaltó la importancia del lenguaje en este proceso. «Para construir la paz -explicó-, el lenguaje, hecho para expresar pensamientos del corazón y para unir, debe abandonar los esquemas prefabricados. Es necesario actuar sobre el lenguaje para actuar sobre el corazón y cancelar las insidias del lenguaje mismo».
Expresando todo en términos de relaciones de fuerza, explicó Carolin, «de luchas de grupos y de clases, de amigos y enemigos, se crea el terreno propicio para las barreras sociales, para el desprecio, incluso para el odio y el terrorismo y para su apología velada o abierta. Por el contrario, de un corazón dedicado a la paz derivan la preocupación de escuchar y de comprender, el respeto del otro, la dulzura que es fuerza verdadera, la confianza. Tal lenguaje conduce por la vía de la objetividad, de la verdad y de la paz».
El Papa, observó Carolin, «subrayaba la tarea educativa de los medios de comunicación social y el tono expresivo utilizado en los intercambios y en los debates políticos, nacionales e internacionales, concluyendo con un llamado a los responsables de las Naciones Unidas y de las Organizaciones Internacionales: ‘Sepan encontrar un lenguaje nuevo, un lenguaje de paz: este abrirá por sí solo un nuevo espacio a la paz’».
Y, recordando las Jornadas Interreligiosas de Asís que se llevaron a cabo por primera vez en 1986, por voluntad de Papa Wojtyla, el Secretario de Estado vaticano afirmó: «Esperamos que otras iniciativas con los responsables de las diferentes tradiciones religiosas mundiales den nuevos frutos de paz durante el inminente Año jubilar de la Misericordia».
Parolin también reflexionó sobre el tema de las libertades individuales. Garantizarlas, indicó, «es indispensable», pero «es absurdo pensar hacerlo con la guerra».
«Cuando un ciudadano está indefenso ante el Estado, esa tensión interna es ya una situación de guerra», subrayó. No por nada la «Pacem in terris» de Juan XXIII «parte de la afirmaciónn de las libertades individuales. Garantizar estas libertades es indispensable, pero es absurdo pensar hacerlo con la guerra».
Según el purpurado, «debemos tener la valentía profética de ir finalmente más allá del ‘Si vis pacem, para bellum’. Ya no es suficiente que las Naciones no se agredan las unas a las otras, sino que es urgente comprender que la paz tiene que ver con la condición en la que vive cada individuo dentro del propio Estado».
«La vía maestra -añadió Parolin- es la educación a la paz, empezando por la promoción en los textos escolásticos y académicos del conocimiento y el valor del respeto de los derechos humanos, de la cooperación internacional y de la educación a la paz».
Vatican Insider
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