EL CARDENAL WILFRID FOX NAPIER
Fox Napier: en 2014 había cierta tendencia ideológica, pero ahora hay confianza. Autonomía sobre los matrimonios en etapas. Padres sinodales de acuerdo sobre la nulidad matrimonial
IACOPO SCARAMUZZICIUDAD DEL VATICANOLos obispos africanos son «optimistas» en relación con el resultado del Sínodo sobre la familia, según indicó el cardenal Wilfrid Fox Napier de Durban (Sudáfrica) durante la conferencia vaticana cotidiana sobre la asamblea sinodal. Indicó la impresión de que el Sínodo extraordinario del año pasado seguía «una cierta dirección, una particular ideología o agenda», pero expresó satisfacción y confianza por el Sínodo que concluye el próximo fin de semana. Subrayó además que la carta de apuntes que trece cardenales dirigieron al Papa recibió una respuesta satisfaciente por parte del mismo Pontífice. El purpurado africano reivindicó una cierta autonomía del episcopado africano sobre un tema específico como la pastoral relacionada con el matrimonio en etapas. Satisfacción unanime de los padres sinodales que intervinieron hoy en la rueda de prensa por la reforma de la nulidad matrimonial que impulsó Francisco.
«Los obispos africanos están en el Sínodo con un sentido de optimismo, por la bondad de Dios, pero también por el testimonio de Papa Francisco y por la manera en la que guía la Iglesia, un optimismo que también otros obispos comparten», indicó Napier. «Nosotros los obispos africanos queremos expresar aprecio por todos los millones de personas que rezan por el éxito del Sínodo y que nos ayudan incluso en los momentos difíciles durante el Sínodo», prosiguió el purpurado franciscano, quien afirmó que «l nuevo método del Sínodo es de enorme ayuda porque deja mucho tiempo para reflexionar en los grupos lingüísticos, confrontarse entre personas de diferentes partes del mundo, además de los oidores laicos y de los delegados fraternos». Según Napier, el Sínodo dará «gran ímpetu a las Iglesias locales de manera que pueda haber cada vez más matrimonios buenos, mediante la preparación al matrimonio y la enseñanza clara de lo que dice la Iglesia sobre el matrimonio y la familia». El purpurado sudafricano además trazó un paralelismo entre el Sínodo y el Cónclave de 2013: en ese entonces «surgió claramente la necesidad de una reforma para la Iglesia, empezando por el Vaticano y después a todas las diócesis; ahora esta reforma tiene que ver con lo que la Iglesia hace por las familias en el nombre de una buena formación, que luego tiene un impacto positivo en toda la sociedad». Napier respondió a un periodista que le preguntaba que qué cosa había cambiado para que estuviera tan optimista después de haber expresado abiertamente sus preocupaciones en el Sínodo extraordinario de 2014 y, al principio de la asamblea de este año, de haber firmado una carta con otros 12 cardenales en la que se pedían aclaraciones sobre el método sinodal: «En el otro Sínodo -dijo- algunos temas específicos suscitaban preocupación; uno fue la publicación de la relación intermedia, como si fuera una deliberación del Sínodo, cosa falsa porque nosotros mismos recibimos el documento una hora después que ustedes, de los medios de comunicación, y aquel documento decía cosas que habían sido afirmadas en el aula solo por dos o tres personas; todo aquello daba la impresión de un Sínodo que iba hacia cierta dirección. Yo también estaba en la comisión para la redacción del documento final, y parecía que se empujara para ir hacia cierta dirección, parecía haber una ideología o una agenda particular». En cuanto a la carta de los 13 cardenales, «que además era privada», recordó, fue «escrita en el espíritu que Papa Francisco dijo cuando nos invitó a hablar abierta y honestamente, y escuchar con humildad. Papa Francisco respondió inmediatamente, el día después de haber recibido la carta, y esto hizo una diferencia enorme, creó confianza, porque fueron consideradas y se ocupó de las preocupaciones, y desde ese momento todos hemos trabajado por el bien del Sínodo: y por ello mi impresión es la de un Sínodo que, a diferencia del otro Sínodo, trabaja con sinodalidad y colegialidad (palabra muy importante para el Papa) caminando juntos por el bien de la Iglesia».
El cardenal Napier también indicó una serie de problemas particularmente importantes para los obispos africanos, y, respondiendo a otra pregunta, reflexionó particularmente sobre la cuestión de la «cohabitación» pre-matrimonial que, a diferencia de lo que sucede en el Occidente, en África «no está contra, sino a favor del matrimonio»: «El matrimonio tradicional africano no es un matrimonio entre dos individuos, sino entre dos familias. Se llama ‘arreglado’, pero en realidad es ‘negociado’, y en este proceso las familias de los novios, esperando encontrar el acuerdo final sobre las cuestiones económicas, pueden ponerse de acuerdo para una convivencia antes de que se celebre el matrimonio. La cohabitación es, pues, parte de un matrimonio en etapas». Se trata, como sea, de «una de esas cosas que un Sínodo no puede decidir, sino que debe ser dejado a la decisión de los obispos africanos».
El cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona (España), canonista de formación, afirmó que la reforma de los procedimientos sobre la nulidad matrimonial, firmada recientemente por el Papa, «armoniza plenamente la fidelidad y la indisolubilidad con la misericordia de la iglesia». Un concepto sobre el que volvieron a hablar los tres padres sinodales que participaron en la rueda de prensa. Napier dijo que los obispos están conscientes del desafío que representa la reforma para «asegurar que el personal sea adecuado y que el proceso sea respetado». Sistach subrayó que el proceso «breve» puede volverse sin ningún problema en un proceso «ordinario» cuando se demuestre que no existen las condiciones de la brevedad. «Se podría fundar una congregación religiosa o una asociación de fieles laicos que aprendan un poco de derecho matrimonial, ofreciendo asesoría y servicio a los tribunales del mundo», añadió el purpurado catalán.
El cardenal mexicano Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, recordó el llamado del Papa a considerar que la realidad es superior a la idea», incluso en relación con las familias, y respondió con gusto a quien le preguntó sobre los detalles de un próximo viaje del Papa a México: «Es una inmensa alegría, el Papa solo nos debe indicar los lugares y la fecha; seguramente hablará de reconciliación, de paz, de víctimas, quién sabe si visitará una cárcel; y también invitará a los jóvenes a ver el futuro con gran esperanza y no con la mirada de los profetas de la desventura. En México hay 80% de católicos, pero 100% de guadalupanos, y el Papa visitará, sin duda, el Santuario de la Virgen de Guadalupe».
Vatican Insider
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