La Iglesia hindú está en la mira de los extremistas porque lucha contra la cultura de las castas, que margina a los «intocables»
GIACOMO GALEAZZICIUDAD DEL VATICANO
«Estamos en la mira de los violentos porque ayudamos a los más pobres». Los extremistas hindúes consideran a la Iglesia como una enemiga por su compromiso a favor del desarrollo humano y contra la cultura de las castas, que margina a los «intocables». Hablando en público en Bangalore, el cardenal Oswald Gracias, arzobispo de Bombay y presidente de la Conferencia Episcopal de India, denuncia que la Iglesia católica es víctima de ataques debido a su trabajo social a favor de las castas inferiores. Según el cardenal Gracias, «si bien la Iglesia católica no representa más del 3 % de la población total, contribuye significativamente con la construcción de la nación: con nuestras escuelas y nuestros institutos educativos, nos ocupamos de llevar la ética a la vida pública y a la economía». Reelecto para los próximos dos años como presidente de la Conferencia Episcopal india, el arzobispo de Bombay define a la Iglesia católica como «parte inalienable de la nación». Las falsas acusaciones de conversión forzada y la violencia de los nacionalistas hindúes «intensifican nuestra fe y nos impulsan a mejorar nuestro esfuerzo» entre pobres, marginados, parias, niñas y mujeres, informa la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, AsiaNews. La sociedad india aún se encuentra sometida a la cultura de castas, que perpetúa ethos, comportamientos y estructuras de desigualdad y prácticas deshumanizadoras. Contrariamente a la visión evangélica de Cristo, la «mentalidad de casta» prevalece dentro de la comunidad cristiana. Por el contrario, los cristianos deben reconocer a aquellos que luchan por su reconocimiento en la sociedad como personas a través de las cuales Dios se revela.
«Jesús de Nazaret, que vivió la misma condición de paria, ungido por el Espíritu de Dios, anuncia el Evangelio para los afligidos y también para confortar el corazón roto de los parias», advierten los obispos indios a través de la Radio Vaticana: «Que Dios guíe nuestra lucha por la igualdad de los derechos de los cristianos y musulmanes parias, y nuestros esfuerzos para construir comunidades de justicia, paz y alegría para todos». La Iglesia india propone movilizaciones e iniciativas para sostener a los parias con la participación de las autoridades civiles y pide la contribución de todos para sostener la causa de los parias en los organismos de la autoridad judicial. «Cuando la Iglesia combate las injusticias del sistema, libera a las personas y trabaja sin descanso para aliviar su dolor, representa una amenaza para los grupos extremistas, que reaccionan con ataques y violencia. Pero, fortalecidos por el Evangelio, continuamos sirviendo al prójimo», afirmó el cardenal Oswald Gracias durante la Trigésima Asamblea General de la Conferencia Episcopal india (CBCI), que se está desarrollando en Bangalore en estos días. El purpurado fue reelecto como presidente de la CBCI para los próximos dos años de mandato. Hablando del tema de la asamblea (El rol de la Iglesia para una India mejor), el purpurado agregó: «La Iglesia católica, como parte inalienable de la nación, debe ser incluida en el desarrollo social y en la transformación humana. Vivir en plenitud significa que cada ser humano es libre de toda forma de opresión y situación deshumanizadora, y es tratado con dignidad y honor».
Comentando con AsiaNews los reiterados casos de violencia anticristiana que ocurren en diferentes estados indios, el arzobispo de Bombay dijo: «La luminosa luz del Evangelio es bien visible en la participación de la Iglesia católica en la mejora y la transformación social de pobres, marginados, necesitados y sin voz. Esto ha causado incomodidades y provocado reacciones, constituidas de acusaciones falsas y sin fundamentos de conversiones forzadas, y agresiones contra religiosos e instituciones cristianas». «La vitalidad del Evangelio y de la Iglesia católica en India —explicó el jefe de la Iglesia india— ha llevado a una notable transformación social de los marginados, de los más pobres entre los pobres, de los parias y de los tribales, de las niñas y de las mujeres del país. A través de nuestra misión, las personas tienen conocimiento de sus derechos y de sus deberes. Gracias a nuestros servicios educativos, la gente sabe analizar en modo crítico las constricciones que sufre. Y cada incidente anticristiano, contra el clero, los fieles o las instituciones, solo sirve para intensificar nuestra fe y mejorar nuestro esfuerzo. Nos impulsa a asegurarnos de que todos los individuos, sin discriminación de casta, credo, idioma o etnia, se vuelvan más plenamente humanos».
Vatican Insider
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