Entrevista con Hans Zollner, impulsor del reciente congreso en la Gregoriana
DARÍO MENOR. ROMA | “No hay una cifra total de víctimas de abusos sexuales ni la tendremos nunca”. Lo diceHans Zollner, vicerrector de la Pontificia Universidad Gregoriana e impulsor del congreso sobre abusos sexualescelebrado en Roma del 6 al 9 de febrero. Zollner ha hablado con Vida Nueva sobre la dificultad de cuantificar este problema y también de la importancia del cambio de mentalidad en la jerarquía eclesiástica.
“Durante el congreso, el cardenal William Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, mencionó que habían recibido en el dicasterio 4.000 denuncias en la última década, pero no aclaraba de cuándo databan estos casos. Científicamente no sabemos casi nada de cuántos abusos a menores se producen en la sociedad. Estamos en medio de la niebla”, explica Zollner, psicoterapeuta y coautor del libro Iglesia y pedofilia: una herida abierta (Sal Terrae).
“La mayor parte de ellos, alrededor del 60 o 70%, suceden en las familias –añade–. Ahí, la ley del silencio es mucho más fuerte que en otras instituciones, como sucedía en la propia Iglesia. Dentro de la organización eclesial tampoco sabremos nunca una cifra total”.
Nuevo centro para la protección de los niños
Este jesuita, que dirigirá el nuevo centro para la protección de los niños presentado durante el congreso, advierte de que hay que adaptar a cada país la forma de afrontar la cuestión de las agresiones sexuales a menores.
“La definición de abusos no es siempre la misma. En los Estados Unidos, tocar o besar a un niño por parte de un sacerdote o de cualquier persona adulta es ya un crimen. En Filipinas, como ha dicho monseñor Luis Chito Tagle en el congreso, es impensable no hacerlo. La Iglesia católica está presente en 200 países. Debemos darnos cuenta de que se trata de una realidad muy diversa”, cuenta.
Estas diferencias suponen un reto para el centro, que ofrecerá una plataforma en Internet para enseñar a los sacerdotes, religiosos y agentes de pastoral interesados en aprender cómo evitar y gestionar los casos de abusos.
“Hemos querido empezar solo en ocho diócesis y en dos provincias de la Compañía de Jesús para mantener un rigor científico. Esto es solo el inicio, seguramente iremos luego superando nuestros propios límites. Ya hemos recibido muchas ofertas de colaboración. Si solo un pequeño porcentaje de las universidades que la Iglesia católica tiene por todo el mundo echan una mano, podremos ajustarnos a la situación cultural y lingüística de cada país”.
Cambio de mentalidad en la jerarquía
El vicerrector de la Gregoriana considera el reciente simposio “un paso en la buena dirección” y destaca que aún queda mucho por hacer, aunque es evidente el cambio de mentalidad en la jerarquía eclesiástica.
Pese a este nuevo ambiente, “nunca se podrá erradicar del todo este mal. Siempre habrá este peligro en la sociedad, en las familias, en las asociaciones deportivas, en tantas profesiones y también en la Iglesia”.
Zollner, también director del Instituto de Psicología de esta universidad romana de la Compañía de Jesús, reconoce que no podía imaginarse hasta qué punto que se podía llegar cuando empezó a escribir Iglesia y pedofilia: una herida abierta, junto a Giovanni Cucci.
“Nunca pensé que íbamos a hacer estas cosas. No sé dónde llegaremos, pero es muy hermoso ver las cosas que podemos hacer cuando unimos las fuerzas en la Iglesia”.
VN
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