Thursday, October 08, 2015

Carta a Francisco. por José Agustín Cabré, claretiano


Francisco, te he aplaudido por muchas de tus palabras y de tus intervenciones. No puedo hacerlo ahora, al conocer tus expresiones acerca de la comunidad católica de Osorno.
Es un hecho que ella está dividida, pero no entre tontos e inteligentes, ni entre zurdos y derechistas, como has expresado, según los medios de comunicación.
Está dividida por la nominación de su obispo quien podrá ser un santo pero que quedó teñido por su cercanía con su mentor y gurú el cura Fernando Karadima. Y ya es sabido que “la esposa del César no solamente debe ser honesta sino también parecerlo”.
Juan Barros seguramente es una persona honesta, pero su pertenencia al grupo de Karadima parece indicar otra cosa. Entonces se genera la confusión y de ella nace la división en la comunidad y en la opinión generalizada del país.
Algunos atribuyen esa nominación a informaciones surgidas desde la Nunciatura; o a recomendaciones de obispos cercanos (Puerto Montt, Chiloé, Villarrica, Los Angeles) que pertenecen al ala más conservadora y arcaica del episcopado; o a influencia de un jesuita español cercano a ti, quien dio orientación espiritual a Barros a fines del año pasado durante un mes.
Lo cierto es que con sorpresa de la opinión social y eclesial, Juan Barros asumió como pastor del obispado de Osorno en una ceremonia marcada por el escándalo de gritos y manifestaciones opositoras. Nunca se habían visto banderas y globos negros y blancos al interior de una catedral para demostrar la división de pareceres en la comunidad.
Juan Barros parece estar incapacitado, por estructura mental y por espiritualidad autoflagelante para reconocer que es signo de discusión. No va a dar un paso al costado.
Pero tú, Francisco, que no has vacilado en poner mano firme en situaciones diocesanas en que corría peligro la unidad de la grey (Ciudad del Este, en Paraguay, por ejemplo), has creído que la comunidad católica de Osorno se ha vuelto “tonta” y está siendo manipulada por “zurdos”.
Muchos creemos que no es así. Y veríamos con agrado unas palabras tuyas que fueran clarificadoras y no despreciativas acerca de un tema que es delicado porque afecta a personas (a Juan Barros y a los católicos de Osorno), y porque lo que has dicho hasta ahora en este caso no nos parece justo.
Francisco, tantas veces has pedido que oremos por ti. Lo hacemos ahora con mayor fuerza. Porque, nos interpreta la canción de Los Angeles Negros:
“Como quisiera decirte
Algo que llevo aquí dentro
Clavado como una espina;
Y así va pasando el tiempo
Sin atinar a decirte
Lo que a diario voy sintiendo,
Por temor quizás a oírte
Cosas que oírte no quiero….”
José Agustín Cabré, claretiano
El catalejo de Pepe

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