Agarró al joven y le expulsó de la iglesia al grito de «sacrílego»
En la parroquia valenciana de Rótova
La celebración de la misa de la Divina Aurora de Rótova, enmarcada en las fiestas patronales, terminó de la peor de las formas posibles, después de que el sacerdote diera una bofetada a un joven que, según los testigos presenciales, se llevó la hostia consagrada durante la comunión para romperla y pisotearla.
El religioso, Víctor Jimeno, explicaba ayer a Las Provincias su versión de los hechos, visiblemente apesumbrado y arrepentido por lo sucedido. El incidente se produjo en la misa de 12 del sábado, en la que participaban también los festeros de la Divina Aurora. «Uno de los chicos, en la comunión, se acercó y recibió la hostia con las manos. Yo vi que dio varios pasos hacia su sitio y no la consumía, pero enseguida llegó otro feligrés y no pude seguirle», explicaba ayer muy afectado por la situación.
Una vez finalizada la misa, varios testigos presenciales, entre ellos el juez de paz del municipio, informaron a Jimeno de que el chico, de 21 años, no había consumido la sagrada forma y la había arrojado al suelo. Fue entonces cuando un asistente a la misa se acercó al sacerdote con algo en la mano. «Esto no le va a gustar, Víctor», le dijo, al tiempo que mostraba la oblea rota y pisoteada, según Jimeno.
«Para mí el amor a la eucaristía es superior al que tengo a mis padres. Me entró algo en el cuerpo que no sé qué paso», decía, tan dolido que ni siquiera pudo celebrar una de las misas de ayer. «Entonces me dirigí hacia el grupo, que estaba haciéndose fotos frente al altar (un recuerdo de la festividad) y le pregunté si había tirado la forma, a lo que respondió sonriendo». Fue entonces cuando le dio una bofetada, a lo que el agredido respondió con otro golpe. Después agarró al joven y le expulsó de la iglesia al grito de «sacrílego». «También le di una patada en el culo, esa fue toda la agresión», confesaba ayer.
Horas después, en la misa de las 21.30 horas, se dirigió a los feligreses pidiendo perdón, argumentando que algo así no debía haber sucedido en las fiestas patronales, a lo que los parroquianos respondieron «en pie y con aplausos durante varios minutos», dijo Jimeno. Además, ayer por la mañana se acercaron hasta la iglesia los padres del joven acusado. Jimeno, indispuesto por la situación vivida, no pudo hablar con ellos, aunque sí lo hicieron con los progenitores del sacerdote.
Los primeros argumentaron que su hijo, profundamente afectado, no era el culpable, pero que no podía señalar quién lo hizo para evitar que le tildaran de chivato.
Otros testigos presenciales se pusieron en contacto con LAS PROVINCIAS a través de un correo electrónico con una versión algo diferente, donde decían que el joven, al que identificaron con el nombre de Rubén, rompió la forma frente al sacerdote. Además, apuntaron que algunos del grupo «acudieron para cumplir y no con muchas ganas» y destacaron que «hay pruebas grabadas por la cámara que realizaba el reportaje de los festeros».
El religioso, Víctor Jimeno, explicaba ayer a Las Provincias su versión de los hechos, visiblemente apesumbrado y arrepentido por lo sucedido. El incidente se produjo en la misa de 12 del sábado, en la que participaban también los festeros de la Divina Aurora. «Uno de los chicos, en la comunión, se acercó y recibió la hostia con las manos. Yo vi que dio varios pasos hacia su sitio y no la consumía, pero enseguida llegó otro feligrés y no pude seguirle», explicaba ayer muy afectado por la situación.
Una vez finalizada la misa, varios testigos presenciales, entre ellos el juez de paz del municipio, informaron a Jimeno de que el chico, de 21 años, no había consumido la sagrada forma y la había arrojado al suelo. Fue entonces cuando un asistente a la misa se acercó al sacerdote con algo en la mano. «Esto no le va a gustar, Víctor», le dijo, al tiempo que mostraba la oblea rota y pisoteada, según Jimeno.
«Para mí el amor a la eucaristía es superior al que tengo a mis padres. Me entró algo en el cuerpo que no sé qué paso», decía, tan dolido que ni siquiera pudo celebrar una de las misas de ayer. «Entonces me dirigí hacia el grupo, que estaba haciéndose fotos frente al altar (un recuerdo de la festividad) y le pregunté si había tirado la forma, a lo que respondió sonriendo». Fue entonces cuando le dio una bofetada, a lo que el agredido respondió con otro golpe. Después agarró al joven y le expulsó de la iglesia al grito de «sacrílego». «También le di una patada en el culo, esa fue toda la agresión», confesaba ayer.
Horas después, en la misa de las 21.30 horas, se dirigió a los feligreses pidiendo perdón, argumentando que algo así no debía haber sucedido en las fiestas patronales, a lo que los parroquianos respondieron «en pie y con aplausos durante varios minutos», dijo Jimeno. Además, ayer por la mañana se acercaron hasta la iglesia los padres del joven acusado. Jimeno, indispuesto por la situación vivida, no pudo hablar con ellos, aunque sí lo hicieron con los progenitores del sacerdote.
Los primeros argumentaron que su hijo, profundamente afectado, no era el culpable, pero que no podía señalar quién lo hizo para evitar que le tildaran de chivato.
Otros testigos presenciales se pusieron en contacto con LAS PROVINCIAS a través de un correo electrónico con una versión algo diferente, donde decían que el joven, al que identificaron con el nombre de Rubén, rompió la forma frente al sacerdote. Además, apuntaron que algunos del grupo «acudieron para cumplir y no con muchas ganas» y destacaron que «hay pruebas grabadas por la cámara que realizaba el reportaje de los festeros».
RD
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