Fue en esta gruta, donde todavía hoy peregrinos de todo el mundo se reúnen para celebrar la misa, rezar ante la estatua de la Virgen María y tocar la roca, tal y como hizo Bernadette hace ahora 154 años.
P. Caesar Atuire
Director Ejecutivo, Opera Romana Pellegrinaggi
“Volver a Lourdes el 11 de febrero, en el aniversario de las apariciones de Nuestra Señora a Bernadette es siempre una ocasión para recordarnos que María está con nosotros, cuando estamos en dificultad ella suspende las leyes de la naturaleza para ayudar a sus hijos”.
La noche anterior al aniversario tiene lugar una sugestiva procesión de antorchas y velas. Una imagen de la Virgen encabeza la procesión.
Peregrino
“Había leído sobre esto, me habían hablado de la historia de Bernadette. He venido a verlo con mis propios ojos”.
Peregrino
“He venido a regenerarme espiritualmente y a sentir la emoción de tener a la Virgen tan cerca, algo que en casa no se tiene. Me siento bien, estoy con mi familia, estoy bien, en paz”.
Esta multitud no teme a los fríos vientos y a las bajas temperaturas con tal de participar en esta ceremonia. Aunque muchos estaban profundamente conmovidos como para darse cuenta del frío.
Peregrino
“¿Frío? El frío es algo que el cuerpo puede soportar. Hay mucha gente que no tiene la suerte de tener salud que tengo yo para poder venir aquí. Tengo mucha suerte de haber podido llegar a un lugar así por mi propio pie”.
Muchos de estos peregrinos vienen a renovar su fe, otros a pedir la curación de una enfermedad. Y es que la Iglesia católica ha reconocido 67 curaciones milagrosas gracias a la Virgen de Lourdes.
Por cada milagro reconocido, hay miles de personas que aseguran haber tenido una mejoría en su enfermedad tras haber bebido de esta agua.
La ayuda de la Virgen, el espectacular paisaje con un castillo medieval y el precioso santuario hacen de Lourdes uno de los lugares de peregrinación más visitados del mundo. Y es que al menos 6 millones de peregrinos pasan por aquí cada año.
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