Tuesday, February 14, 2012

Un embarazo inesperado...un apoyo humano

Por Almudena Cuesta

Soy médico de familia, soy madre y soy católica.
Y hay cosas que me cuesta entender, como que una mujer que realizó una interrupción voluntaria del embarazo (IVE), venga seis semanas después pidiéndome ácido fólico porque quiere intentar tener hijos…

Pero sin tener en cuenta este tipo de extremos, que no representan a la mayoría, creo que no me equivoco al decir que la decisión de continuar o no con un embarazo inesperado no es fácil ni se toma alegremente. Detrás de ésta situación hay miedos, dudas, agobios, problemas económicos o familiares, vueltas en la cabeza… mucho sufrimiento.

Entonces… ¿Por qué uno de cada cinco embarazos termina en un aborto en España? Eso son unos 100.000 abortos anuales. Las cosas no parecen estar claras del todo. De hecho, ahora mismo se plantea otra reforma de la ley… Da qué pensar…

Tan sólo puedo imaginar la situación. Imagino a la mujer viendo cómo se alteran esquemas, proyectos y planes. Dudando entre sus miedos y limitaciones. Intuyendo, con la noticia algo más reposada, el destello de ilusión y aire fresco que se anuncia en su vida. Cualquiera que sea la decisión final, algo importante habrá cambiado. Si decide continuar el
embarazo, tendrá la responsabilidad de cuidar a una pequeña personita con sus quebraderos de cabeza, sus noches sin dormir, sus gastos extra; pero también disfrutará de toda la alegría, el cariño, las sonrisas y los pequeños detalles de cada día, que no se pagan con dinero. Abortar puede parecer una solución ante un embarazo no querido. Pero la verdad es que los miedos sobre la salud física y todo tipo de dilemas éticos, morales y religiosos aparecerán sin tardar. Ya que, desde la fe católica, el respeto a la vida es un valor incuestionable. Desde una perspectiva científica, ya hay estudios que demuestran cómo la mujer queda afectada física y/o psicológicamente, en mayor o menos grado. Y es que la decisión afecta a algo esencial de la persona. Una vida ya está en camino. La vida de nuestro hijo. Esperado o no, ahí está.

No seré yo quien tire la piedra contra las mujeres que toman la decisión de abortar. No, si de verdad creo en un Dios que ama, sabe de nuestro sufrimiento y perdona siempre,…aun cuando haces daño a otros,…o a ti mismo. Al contrario. Quiero tender la mano, para que la próxima vez que una mujer se vea en una situación parecida, encuentre la mía, y la de otros que la apoyen y ayuden a que las dificultades y los miedos sean menos, y así, la opción de que un nuevo pequeño llegue a su vida, sea una posibilidad bien real, a pesar de lo inesperado.

¿Seremos capaces de cambiar la crítica y la polémica por un apoyo más humano y concreto?

pastoralsj

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